España es un país donde existe una gran cultura del vino. Así lo sostiene José Luis Romero, de la tienda especializada «Algo más que vinos», un establecimiento que en estas fechas recibe un flujo de clientes animados por hacer lucir sus cenas de Fin de Año con caldos que habitualmente no visitan sus mesas.
Pese a esta cultura, nadie está exento de cometer una atrocidad: regar unos carabineros con un vino tinto gran reserva o trasegar un cochinillo con un vino blanco joven. Pero no se dejen llevar por los tópicos: la idea de que un tinto solo puede acompañar una carne o que un blanco es siempre la alternativa ideal para un pescado no es sino un prejuicio. «No es así –explica Romero- Existen muchos blancos de La Rioja, como un “Capellanía”, que van muy bien con la carne y muchos tintos ligeros, con muy poco cuerpo, como “Pícaro del Águila” o “30.000 maravedíes”, que acompañan perfectamente al pescado».
La tarea de disponer sobre la mesa de Fin de Año un vino sabroso no implica necesariamente un gasto extraordinario. El mundo del vino ofrece una gran diversidad de precios y calidades, aunque, en último término, tal y como apunta Romero, el buen vino es aquel que le gusta a quien lo consume.
En estas fechas, además, se suman a la mesa los vinos espumosos, uno de los principales reclamos de las fiestas navideñas. «Recomendaría algo de burbujitas, un espumoso, un champán –propone Romero- Existen de todos los precios: baratos que mantienen la relación calidad precio, otros algo más especiales, tanto para la comida como para los postres».
