Cospedal, la única incógnita del PP ante su cónclave

Los conatos de cambio que surgieron desde la convocatoria del congreso han sido eliminados por Génova: no habrá debate sobre la celebración primarias ni cambios en el código ético. La única duda es si la también ministra de Defensa, diputada nacional y presidenta del PP castellano-manchega se mantendrá como secretaria general. Nadie espera cambios

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photo_camera Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal, en Génova, 13 / Imagen PP

Estrella Digital

La renovación de María Dolores de Cospedal como 'número dos' de Mariano Rajoy en el PP es la única incógnita que queda por despejar antes del 18 Congreso Popular, el cónclave del PP que celebran este fin de semana con dos años de retraso y el primero sin José María Aznar como presidente de honor del partido.

La mayor parte de las enmiendas a las ponencias, cuyo objetivo es la modificación de los estatutos y orientación política del partido, han sido retiradas a cambio de pactos con Génova, así que no se esperan virajes. Tampoco en la secretaría general del partido. La acumulación de cargos de la también ministra de Defensa, diputada y presidenta del PP de Castilla-La Mancha ha sido uno de los debates abiertos en las últimas semanas por varias voces críticas, avivadas por la dicotomía de poder que siempre ha mantenido Rajoy: Cospedal vs Soraya; Génova vs Moncloa.

Pero la secretaria general del PP no ha tenido problemas en despachar las dudas desde el primer día en el Ministerio de Defensa. “No os vais a librar de mí”, bromeaba con los periodistas que cubren la información del Partido Popular. Cospedal ha hecho valer su papel al frente del partido no sólo como secretaria general sino, sobre todo, como portavoz, cuando otros “no quisieron ponerse a dar la cara en el partido”, según su entorno.

La explicación sobre la “indemnización en diferido” que el partido otorgó a su extesorero Luis Bárcenas ha quedado grabado en la memoria colectiva y posiblemente es uno de los momentos de exposición pública que la ahora ministra de Defensa recuerda con menos agrado y no ha ocultado que busca una compensación a aquellos duros momentos. Por eso, ha aprovechado cualquier oportunidad para reivindicarse a sí misma. “He asumido responsabilidades en mi partido porque se me han pedido y lo he hecho orgullosa y agradecida de que se me haya dado esa oportunidad. Cuando mi partido no me quiera propone pues no lo seré, no tengo ningún apego a este tipo de responsabilidades", dijo en su primera entrevista en televisión, una manera de reivindicar su papel y pedir mantenerlo.

La existencia de un pacto entre Mariano Rajoy y su 'número dos’ en el PP para que esta no dejara su cargo en el partido tras ocupar la cartera de Defensa suena en los mentideros casi desde que cogió la cartera en el Paseo de la Castellana. Esta fórmula asentaría el peso de Cospedal, al afianzar su papel en el partido con una cartera ministerial en la mano. Doble peso. 

Además, los últimos pasos de Cospedal, especialmente con la gestión de la crisis del Yak-42 tras la publicación del dictamen del Consejo de Estado, ha servido para impulsar y mejorar su imagen y, por ende, la del propio Rajoy, que recibió a las familias de las víctimas por primera vez desde que ocurrió la tragedia.

Esta misma semana, la ministra ha asegurado estar tranquila "No espero grandes noticias del congreso nacional", dijo en el Senado, aunque no ha aclarado si ha cerrado su futuro político.

En cualquier caso, la decisión está en manos de Mariano Rajoy, que es el único que tiene potestad para decidir quién será su número ‘dos’ al tratarse de un cargo de confianza. También se ha especulado con la posibilidad de recuperar la figura de coordinador general, que haría de cargo intermedio y que quitaría peso a la labor de la gestión del partido a la ministra.

 

Enmiendas

Han sido unas 50 las enmiendas que se han presentado para tratar de evitar la acumulación de cargos. Algunas de estas propuestas se dirigen directamente a la figura y papel de María Dolores de Cospedal y la mayor parte de ellas han sido retiradas tras las negociaciones y acuerdos con Génova, pero aún hay una decena que obligará a debatir sobre este asunto. Nadie espera sorpresas, en cualquier caso.

Algo similar a lo que ocurrirá con el debate de las primarias que trató de abrir Cristina Cifuentes, que trató de irrumpir en el panorama ‘popular’ respaldada por su apoyo en las urnas y en la militancia. Pero el intento de la presidenta de la Comunidad de Madrid y anfitriona del cónclave nacional se quedó en eso: un conato de demostración de fuerza aplastado por la sinfonía tranquila que siempre hace sonar Rajoy. Habrá una suerte de mezcla en doble vuelta: los militantes votan primero, pero deciden los compromisarios -casi todo cargos territoriales.

Aun así, hay propuestas como la del portavoz municipal en Madrid, Íñigo Henríquez de Luna, mano derecha de Esperanza Aguirre, que han decidido continuar con el reto hasta el final y obligarán al debate sobre las primarias en la ponencia de estatutos, en la que están inscritos los 3.128 delegados -a puerta cerrada, eso sí.

 

Debates no orgánicos

Además de los debates sobre la organización y estructura del partido, el PP también tendrá que decidir sobre aspectos ideológicos, respecto a los que ya se han ido cerrando acuerdos. Uno de ellos, la eutanasia no será censurado en los estatutos del PP. Este jueves se ha conocido que se admitirá una enmienda a la Ponencia Social por la que "considera que todas las personas con enfermedad terminal tienen derecho a recibir, con el máximo respeto a su dignidad y voluntad libremente expresada, cuidados integrales paliativos de calidad".

Sin embargo, hay otros asuntos sobre los que no se han cerrado acuerdos. Uno de los que más enmiendas ha recibido es la llamada gestación subrogada, aunque la retirada de la reforma del aborto que llevaba el PP en su programa de 2011 también ha suscitado varias propuestas de cambio. En cualquier caso, el coordinador de la ponencia, Fernando Martínez-Maillo sí ha logrado a un acuerdo para permitir el voto en conciencia sobre cuestiones que afecten a la moral o las convicciones más profundas, como el aborto.