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Felipe VI: “No es momento para divisiones y fracturas internas”

El rey Felipe VI ha sido muy claro en su discurso tradicional de Navidad. Las divisiones y tensiones nacionalistas "empobrecen"a la sociedad y "no son admisibles".

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photo_camera Un momento del discurso del Rey Felipe VI esta Nochebuena / Estrella Digital

Estrella Digital

El Rey ha puesto su acento en su discurso navideño en los problemas territoriales del país, con un claro mensaje: “No es momento para divisiones y fracturas internas”. Felipe de Borbón cree que hay que poner el acento “en lo que nos une, construyendo desde la diversidad”. Felipe VI se ha dirigido a la nación en esta ocasión desde su despacho en el Palacio de la Zarzuela, en una sobria escenografía que presidía la bandera de España junto a la de Europa. “La intolerancia y la exclusión, la negación del otro o el desprecio al valor de la opinión ajena no pueden caber en la España de hoy”, ha señalado rotundamente el Rey.

Aunque la mayor parte de la alocución del monarca ha tratado de temas sociales y de la superación de la crisis mejorando la cohesión social, sí ha querido incidir en dos momentos en los problemas territoriales y las tensiones que se viven en Cataluña. Ha reprochado que “vulnerar las normas que garantizan nuestra democracia y libertad solo lleva, primero, a tensiones y enfrentamientos estériles que no resuelven nada y, luego, al empobrecimiento moral y material de la sociedad”

En ese sentido, ha remarcado la necesidad de “la mejora de la convivencia, el respeto y la solidaridad”, a la vez que considera “inadmisibles” “los derechos que tienen y comparten todos los españoles para la organización de la vida en común”..

En contraste a las divisiones, sobre todo territoriales, Felipe de Borbón ha subrayado la necesidad de “abrirse al mundo”. Expresivamente ha señalado que no son tiempos de encerrase en la pequeña realidad de cada cual.

Se ha tratado de un discurso de meridiana claridad, para la habitual retórica de estas ocasiones. Mejora de la calidad del empleo, de las condiciones de vida, de la cohesión social “ahora que ha comenzado la recuperación”, y claridad ate el desafío soberanista, que “empobrece” el país.

La Casa Real ha regresado al escenario más cálido y sosegado del despacho oficial del Rey, frente al majestuoso escenario del Palacio Real del año pasado. Tras Felipe de Borbón, su mesa de despacho, una estantería y una enorme bandera de España, que casi ocultaba la Europea que preceptivamente acompaña a la enseña nacional. En la estantería, cuatro fotografías rompen la uniformidad de los volúmenes encuadernados en piel: dos en blanco y negro con el rey Juan Carlos; una de este verano con su familia, y otra en el balcón del Palacio Real el día de su proclamación como Rey. Blanco y negro para el pasado, color para el presente.

No hay demasiados problemas que el Rey se haya dejado en el tintero, si bien referidos de manera algo elíptica. Las divisiones territoriales, las injusticias por razones de edad o sexo, incluso el bullying en los colegios.

El discurso del rey Felipe VI ha sido precedido por un reportaje en el que se señalaban someramente sus principales actividades este año. Un momento destacado han sido sus visitas a diferentes territorios de España, empezando el repaso por Cataluña. Una declaración de intenciones.