En una jugada maestra para albergar la final de la Copa Mundial de Fútbol de 2030, Marruecos ha anunciado planes para construir el estadio más grande del mundo en Casablanca, según informa Ignacio Cembreno en El Confidencial. Este ambicioso proyecto, diseñado por el estudio de arquitectura anglosajón Populous, en asociación con Oualalou + Choi, busca posicionar a Marruecos en el mapa global del fútbol, compitiendo directamente con estadios icónicos como el Camp Nou en Barcelona y el Santiago Bernabéu en Madrid.
El Gran Estadio de Casablanca, nombre provisional del proyecto, promete una capacidad para 115.000 espectadores, eclipsando al actual líder mundial, el estadio Rungrado-Primero de Mayo en Piongyang, Corea del Norte, y convirtiéndose en una joya de la infraestructura deportiva mundial. Este proyecto no solo refleja el crecimiento del fútbol en Marruecos sino también el compromiso del país con el desarrollo de infraestructuras de primer nivel.
La construcción del estadio forma parte de una inversión más amplia que Marruecos está realizando en preparación para la Copa Mundial tripartita de 2030, que organizará junto a España y Portugal. A pesar de la diferencia económica entre Marruecos y Portugal, el país africano ha decidido invertir 1.873 millones de euros en este y otros proyectos, demostrando su determinación por albergar la final del torneo en su territorio, conforme a los requerimientos de la FIFA.
El anuncio de la construcción del estadio se produce en un momento crítico para la Real Federación Española de Fútbol, que enfrenta dificultades para imponer su renovado Santiago Bernabéu como sede de la final, en parte debido a las controversias de corrupción y blanqueo de dinero que la rodean. Este contexto coloca al proyecto de Casablanca en una posición privilegiada para atraer la atención mundial hacia Marruecos.
La ubicación elegida para el Gran Estadio de Casablanca, en un terreno de 100 hectáreas cerca de El Mansouria, no solo habla de la grandiosidad del proyecto sino también de su integración con la naturaleza y la cultura marroquí, inspirándose en la tradicional fiesta mussem. Su conclusión, prevista para finales de 2028, permitirá a Marruecos prepararse con antelación para el magno evento futbolístico.
Este proyecto es un claro indicador del papel creciente de Marruecos en el fútbol mundial y su ambición por ser un anfitrión de renombre internacional, reforzando la visión del rey Mohamed VI para el desarrollo del país. Con el Gran Estadio de Casablanca, Marruecos no solo aspira a ofrecer una final de la Copa Mundial memorable sino también a dejar un legado duradero en el mundo del deporte.
