Marruecos ha decidido cortar sus lazos energéticos con España, enfocándose en el desarrollo de infraestructuras propias como oleoductos y regasificadoras, según un reportaje del diario El Confidencial. Este cambio marca el inicio de un ambicioso plan que pretende que, para el año 2030, las energías renovables representen el 52% de la producción eléctrica del país. Además, Marruecos busca atraer inversores ofreciendo 300.000 hectáreas de terrenos públicos para proyectos de hidrógeno verde.
La relación energética entre Marruecos y España ha experimentado tensiones desde octubre de 2021, tras el cierre del gaseoducto Magreb-Europa, que permitía a Argelia suministrar gas a España. La disputa diplomática entre Marruecos y Argelia, que impedía a Marruecos beneficiarse del gas argelino, llevó a este último a bloquear el suministro a través de Marruecos, complicando la situación energética de este país.
Ante esta encrucijada, Marruecos encontró una solución temporal en 2022, gracias a un acuerdo con España que permitió invertir la dirección del flujo en el gaseoducto Magreb-Europa, aunque Argelia mantuvo su veto a cualquier suministro de gas a Marruecos. Como respuesta, Marruecos ha comenzado a importar Gas Natural Licuado (GNL) y utilizar las regasificadoras españolas, asegurando mediante certificados que el gas no tiene origen argelino.
A pesar de estas medidas, los últimos datos revelan que Marruecos se ha convertido en el segundo mayor importador de gas de España, con un incremento significativo de sus importaciones en el último año. Este cambio de dinámica subraya el esfuerzo de Marruecos por diversificar sus fuentes energéticas y reducir su dependencia de las importaciones españolas, al tiempo que impulsa la producción de energías renovables y el desarrollo del hidrógeno verde como pilares de su soberanía energética.
