El sector de la pequeña hostelería en Marruecos enfrenta un momento crítico. La situación ha llegado a un punto tal que, después del Campeonato de África de Fútbol, celebrado en Costa de Marfil, se prevé el cierre de casi la mitad de bares y restaurantes. A pesar de la atracción temporal de clientes por grandes eventos deportivos, los medios digitales marroquíes resaltan que esto no es suficiente para solucionar los problemas estructurales del sector.
Ahmed Bfarkan, coordinador nacional de la Asociación Nacional de Propietarios de Cafés y Restaurantes de Marruecos, ha expresado su preocupación al indicar que los eventos deportivos, aunque populares, no pueden aliviar las dificultades que enfrenta la industria. "Los propietarios han perdido la pasión y esperanza de atraer más clientes en estos eventos", dijo Bfarkan, subrayando que las ganancias obtenidas no compensan los desafíos existentes.
La crisis es especialmente notable en regiones como Gran Casablanca, Rabat-Salé, Fez-Meknes y Tánger-Tetuán, donde se han registrado cifras alarmantes de quiebras en el último año. Entre los problemas citados por los afectados se encuentran la ausencia de una legislación que regule el sector, las dificultades con el Fondo Nacional de Seguridad Social, las auditorías fiscales locales, los altos impuestos y las tarifas impredecibles. A esto se suma la competencia de los propietarios de cafeterías móviles, los altos precios de las materias primas y una inflación que ha reducido el poder adquisitivo de los consumidores.
El impacto de la crisis del Covid-19 también ha sido significativo, con muchos clientes optando por ver los partidos de fútbol en casa en lugar de acudir a bares y restaurantes. Esto ha disminuido aún más la clientela de estos establecimientos.
Los profesionales del sector están pidiendo una legislación organizada que combata la aleatoriedad y garantice la viabilidad del sector. En ausencia de esto, muchos propietarios se ven imposibilitados de continuar operando bajo las condiciones actuales.
Ante esta situación, los dueños de cafés y restaurantes han recurrido al gobierno y a ministerios clave, como el de Industria y Comercio y el de Economía y Finanzas, solicitando un decreto de quiebra. Muchos consideran cambiar su actividad comercial ante la imposibilidad de seguir adelante en el actual contexto económico y regulatorio.
