Hans Asperger ha pasado a la posteridad como el investigador que dio su nombre al síndrome de Asperger, una de las formas de los trastornos de espectro autista. Su biografía sale ahora a la palestra gracias al trabajo del historiador de la medicina de la Universidad Médica de Viena Herwig Czech publicado en la revista “Molecular Autism”. Y no para dejarle en buen lugar, precisamente.
Czech asegura que Asperger, nacido en Austria en 1906 y fallecido en 1980, se mostró complaciente con el régimen nazi hasta el punto de llegar a cooperar “activamente” con el Reich. Según el investigador, el pediatra austriaco llegó a justificar las políticas de higiene racial, que incluía la esterilización forzosa, y trabajó en los planes nazis de eutanasia infantil. De hecho, Asperger llegó a estar afiliados a organizaciones que se regían por el credo nacionalsocialista.
La medicina consagrada por los nazis, impregnada por los principios de la selección racial y la superioridad aria, fue avalada por Asperger, quien, a partir de 1938, año de la ocupación alemana de Austria, comenzó a firmar sus informes médicos con la leyenda “Heil Hitler”. El estudio publicado por “Molecular Autism” llega a asegurar que el pediatra envió a dos niñas de no más de cinco años al infame Am Spiegelgrund, un centro que se encontraba en el hospital psiquiátrico vienes Steinhof, donde murieron casi 800 niños a los que los nazis no consideraron lo suficientemente puros para superar satisfactoriamente sus degeneradas ideas en torno a la raza.