El rescate de la autopistas esconde todo un rescate bancario

Tras el rescate de las autopistas hay una operación  para salvar a bancos y expropiados. Cuatro mil millones desaparecerán de los créditos morosos bancarios. Los fondos oportunistas están seriamente implicados en este proyecto fallido.

Estrella Digital/Miguel de la Balsa

thumbNo son las autopistas; son los bancos. El 70% del coste de la nacionalización de las autopistas quebradas es deuda con los bancos. Con quita o sin ella, desaparece una parte relevante del crédito moroso, en una época de requerimientos de capital. Los expropiados y los fondos oportunistas también obtendrán beneficios de la operación.

El estado se hará cargo de las autopistas quebradas. La R-2, R-3, R-4, R-5, la AP-41, el eje del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, la AP-36, la circunvalación de Alicante y la AP-7, entre Alicante y Cartagena. Todas en quiebra; todas rescatadas.

La Administración, alargando la solución al problema, ha llevado a las concesionarias a concurso. La judicialización del conflicto era la forma con la que el Gobierno presionaba a las empresas para aceptar su propuesta: quita de la deuda y abono mediante pagarés. No obstante, los jueces han empezado a liquidar a las sociedades concesionarias y el Gobierno ha debido aligerar su propuesta.

 

La responsabilidad patrimonial

Aunque de forma oscura, en la letra pequeña de los contratos de concesión figura la responsabilidad patrimonial de la Administración. Así, las liquidaciones judiciales ponían en un compromiso al Gobierno. En Fomento siempre han querido una quita de la deuda: empezaron proponiendo a los bancos que renunciaran al 90%, ahora se han situado en el 50%. La mitad de la deuda aceptada, se pagará con bonos del estado a largo plazo, con un 1% de interés. El gobierno pretendía que estas cifras mantenían la rentabilidad de las autopistas pero este argumento siempre ha sido rechazado por las concesionarias.

 

Razones para la quiebra.

Básicamente, la razón fundamental es el flujo de tráfico. Para justificar la construcción, empresas y Administración proyectaron flujos imposibles que superaban en casi todos los casos cuatro veces lo que era el tráfico real: la crisis vino a agrandar esa diferencia entre diseño y realidad.

Lo más granado del sector se aprestó a participar en lo que parecía un pujante negocio de la época, financiado con dinero barato: ACS, FCC, OHL, Sacyr, Ferrovial, Abertis, Acciona…metieron a las infraestructuras españolas en un voraz apetito de autopistas, que siguen reclamando a la Administración 470 millones por obras que afirman no cobraron.

La diferencia entre trafico y argumentario hacía más grande la repercusión del suelo. Por otra parte, los Tribunales también pusieron de su parte: las decisiones judiciales convirtieron el suelo rústico en urbanizable(especialmente dentro de la M50 Madrileña). Las expropiaciones hicieron de oro a algunos propietarios, multiplicando hasta siete veces el valor previsto. El sobrecoste de las expropiaciones alcanza, según las concesionarias a 1.200 millones.

 

Los bancos y los fondos oportunistas

Las autopistas se construyeron mediante “peje en sombra”. Una técnica mediante la que la Administración paga a las concesionarias según flujo de tráfico y estas construyen las infraestructuras. Esa construcción generó una deuda con los bancos próxima a los 4.000 millones de euros. Se trata del 70% del coste de la nacionalización. En suma, no se rescata concesionarios, se rescata Bancos.

Hasta 50 bancos han participado en la inversión de las autopistas quebradas. Dos terceras partes de la deuda es con entidades españolas.  Los seis bancos más importantes del España (Santander, BBVA, Sabadell, Caixabank, Popular y Bankia)  totalizaban cerca de 1.800 millones de euros, casi la mitad del total.

Bankia asumió el coste más alto de la financiación con ceca de 470 millones, con Santander y Sabadell por encima de los 300; Caixabank y Popular rondaron los 280 millones, quedándose el Popular por debajo de 120. Pasivos que lastran sus cuentas morosas y que ahora, con quita o sin ella serán liberados.

Aunque la mayor parte de ellos han mantenido su deuda, otros como el Sabadell y Caixabank han vendido su deuda a fondos oportunistas.

Bancos minoristas como Ibercaja, Novobanco o Unicaja mantienen también deudas importantes. El propio ICO, el crédito oficial, ha quedado atrapado con 270 millones de euros.

La banca extranjera mantiene un tercio de la deuda: Royal Bank of Scotland, ING, BNB Paribas y LLoyds, entre otros. Son estos bancos los que más lejos se encontraban de las propuestas del Gobierno y los que instaban ente los juzgados los concursos. Es también en este ámbito, junto a las desinversiones citadas de Sabadell y Caixabank donde se han producido ventas a fondos oportunistas.

Fundamentalmente han sido los fondos TCI y Taconia los que han comprado esta deuda. Lo han hecho con quitas muy altas, en algún caso del 90% por lo que si el Gobierno hace una quita del 50% obtendrán notables beneficios de su compra.

 

El retorno al 2003

Así el estado volverá a tener autopistas en propiedad. Retornará el modelo de la ENA (Empresa Nacional de Autopistas) que ya fuera privatizada en 2003 por el último Gobierno de José María Aznar.