El impacto del reconocimiento de Jerusalén como la capital de Israel excede los territorios palestinos. La reacción internacional no se ha hecho esperar. La mayor parte de los aliados de Estados Unidos han rechazado la postura de la nueva administración e insisten en mantener el estatus de la ciudad, hasta ahora una ciudad sin estado que no tenía reconocida la soberanía de ningún país en espera de llegar a una resolución de un conflicto de décadas. También se han sucedido las reacciones en contra de la mayoría de los países árabes y Hamás ha llamado a la tercera intifada.
Pero a las tradicionales reacciones diplomáticas y de los propios palestinos se ha sumado una mucho más peligrosa y descontrolada: la del terrorismo yihadista. Apenas minutos después de que Donald Trump anunciara su decisión -que configurará la situación de Oriente Próximo de inmediato-, los yihadistas hicieron llegar sus llamamientos a la comunidad islámica mundial a través de las redes. Al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP) pidió la “unidad de todos los musulmanes” y que se unan “a la lucha”. Además, no solo “denuncia el reconocimiento de Jerusalén como la capital de Israel” sino que acusa “a los países musulmanes de traicionar Palestina”.