El Pacto Antitranfuguismo lleva 22 años en vía muerta

La posibilidad de una moción de censura al presidente Vivas agita la Asamblea de Ceuta

Mientras el PP opina que es legal pero no ético, el PSOE se muestra silencioso cuando en otras ocasiones ha sido muy crítico con el transfuguismo
CYARDRADA
photo_camera Los diputados no adscritos de la Asamblea llegando al Pleno (C.A./ARCHIVO)

El Pacto Antitransfuguismo firmado en 1998 entre PP y PSOE tiene ya 22 años de incumplimientos. Lo peor de este mal crónico es que no sólo no se le pone remedio, sino que a veces se fomenta.

Dar un uso particular y a lo mejor interesado a un acta obtenida dentro de una candidatura es reprobable. Pero en Ceuta, hasta hoy, quienes han reprobado este caso de transfuguismo solo es el partido que ha perdido las actas o el que mantiene con éste acuerdos políticos. Los demás callan -luego otorgan- y quien sabe si en su ánimo está ponerse a trabajar para urdir un presunto y malévolo plan aprovechándose de estas malas costumbres.  

Aparte de Vox, solo el presidente Vivas ha expresado su opinión ante la Asamblea: “Estoy en contra del transfuguismo, pero la ley lo permite. Éticamente y políticamente es reprobable, pero es legal”.

El otro partido que firmó en su día el Pacto, el PSOE, no ha dicho ni mu. Ni una sola reacción para reprobar lo que otras veces afeó cuando eran los afectados. No se acuerdan de cuando dos tránsfugas impidieron la investidura de Simancas como presidente de Madrid (Tamayo y Sáez no entregaron sus actas). El PSOE habló entonces de que tenía que “restituirse el resultado que votaron los ciudadanos”. En Ceuta, con su silencio y caras de malestar cuando oyen la palabra “tránsfuga”, más bien parece que lo que merecen los diputados no adscritos es una ovación. ¿Por qué será?

O no recuerdan aquellas otras palabras del entonces secretario de Ciudades y Política Municipal del PSOE, Gaspar Zarrias, que pidió a Mariano Rajoy que respondiera si avalaba la moción de censura que su partido preparaba en Orihuela “con dos tránsfugas” y que dijera si aquello “le parecía coherente con la defensa de la transparencia y regeneración democrática”.

O la marcha del PSOE de Soraya Rodríguez, a quien el PSOE llamó tránsfuga con un Pepe Blanco que dijo sentirse “abochornado y arrepentido de haberla apoyado tanto tiempo”, y que se preguntaba “¿Dónde están los principios?"

Y sin ir más lejos, recientemente la orden dada por la dirección del Grupo Parlamentario Socialista para que los 120 diputados del PSOE durmieran la noche anterior en Madrid y evitar que hubiera tránsfugas en la votación de investidura de Pedro Sánchez.

En Ceuta, la mayoría que suman las dos fuerzas que han aprobado los Presupuestos (los 13 votos de PP y Vox) es tan exigua como apetitosa para el PSOE. Una situación casi calcada a la que rompió el Pacto Antitransfuguismo del 98. El PSOE de Benidorm se alió en 2009 con un tránsfuga para echar al PP de la alcaldía, curiosamente tras 18 años de gobiernos populares. El resultado fue 13-12: los 12 votos del PSOE y 1 del tránsfuga del Partido Popular, que terminó siendo primer teniente de alcalde de la corporación socialista.

Queda mucha legislatura en nuestra ciudad y en política nada es imposible. El portavoz del Grupo Parlamentario Popular, Carlos Rontomé, ya se huele algo al decir la pasada semana que “todo esto ha ocurrido para que Vivas dimita o haya una moción de censura”. Lo tiene claro. Lo van a intentar.  

Echar a Vivas de la Presidencia después de casi veinte años se ve como una proeza para algunos, pero a esos que así lo piensan les falta el movimiento de una ficha del PP para que salgan los números. La partida ha comenzado.