PP y PSOE se dan agosto para cerrar flecos de un pacto para un Gobierno de coalición

Vivas y los suyos preferían seguir gobernando en minoría pero solos, se han encontrado con la exigencia de los dos bloques que barajaron para lograr estabilidad de entrar en el Gobierno, pero las condiciones de parte del localismo son «inasumibles»

 Juan Vivas y Juan Gutiérrez en un Pleno de la pasada legislatura./archivo
photo_camera Juan Vivas y Juan Gutiérrez en un Pleno de la pasada legislatura./archivo

Es probablemente el el titular por el que suspira gran parte del poder económico y mediático de este país y el que tampoco verían mal los votantes de centro, si es que a estas alturas y después de la polarización a la que han sometido los dirigentes políticos a la ciudadanía los últimos 4 años queda alguno. Pero es la realidad de Ceuta, que vuelve a mostrar una vez más que como el eslogan turístico que se uso para el país, ‘is different’. Según fuentes consultadas en ambos partidos, todo está pendiente nada más que flecos, según quién cuente el arreglo muchos o pocos, pero “flecos” es la palabra usada en ambos lados.

El presidente de la Ciudad, Juan Vivas, ha mantenido esta semana una ronda de contactos en algunos casos discretos y en otros no tanto, con los diferentes líderes de los partidos en la Asamblea, para explorar los apoyos con los que cuenta su Gobierno en minoría, que a las primeras de cambio ha salvado sin mayor dificultad la aprobación de una modificación de crédito de cerca de 50 millones de euros del presupuesto público contando con el apoyo del PSOE, como sucedía en la legislatura pasada.

Una modificación de créditos que si fue criticada por la oposición por cuestiones como el incremento en el contrato de Trace, incluía otras medidas como los 800.000 euros para la nueva sede del Banco de Alimentos o la previsión de subida salarial de los funcionarios a la que va a obligar la bonanza económica del país, por ejemplo. O retomar el proyecto del puente de Arroyo Paneque.

De esos contactos y de los visto en el Pleno sale el convencimiento en el PP de que la ansiada estabilidad sólo tiene un camino: integrar al PSOE en el Gobierno. Los populares asumen que la decisión puede no caer del todo bien en sus filas y en el núcleo duro del Gobierno asumen que tendrán que remangarse para hacer pedagogía incluso entre los suyos. En sus filas la opción mayoritaria y la más deseada era la de seguir igual que la pasada legislatura: explorar los próximos 4 años en minoría sacando adelante las cosas del Pleno con apoyos puntuales, pero con alguna que otra ventaja. La actual composición de la Asamblea permite en principio, según las matemáticas, no casarse con nadie. El Gobierno podría optar por subastar a la baja el apoyo a los presupuestos en principio entre 3 bloques: el PSOE, los localistas (MDyC y Ceuta Ya!) y VOX.

Los últimos siguen descartados por su política histriónica y destructiva, más que constructiva, de los últimos 4 años y por la experiencia del primer año de legislatura pasada en la que el Gobierno salió escaldado, peleado con los de Redondo y parece que sin reconciliación a la vista. Mucho peor que “un divorcio duro” que diría Feijóo.

Y para lo demás, el PP se ha topado con que en ambos bloques la condición para apoyar cualquier cosa que viniera pasaba por entrar en el Gobierno. Según fuentes del Ejecutivo eso es lo que habrían demandado tanto MDyC, como Ceuta Ya! por un lado y el PSOE por otro. Aunque al menos los localistas lo habían venido negando hasta hace bien poco.

Y a partir de este supuesto se han comenzado las conversaciones, toda vez que nadie quería mover ficha hasta saber qué pasaba el 23J. Y una vez movidas, hay matices nada irrelevantes que han aconsejado, por el momento, al PP a acercarse al PSOE de Gutiérrez.

Si en algún momento en el fragor de la batalla electoral de mayo, el Gobierno expresó públicamente que ni agua con el PSOE de Gutiérrez, el tiempo parece haber sanado esa herida, los viejos amigos, peleados en campaña, parecen haber vuelto a hablar para reconocerse errores y pedirse disculpas y si no todos tan contentos, sí parece que al menos acordados.

La colaboración entre ambas formaciones ya arrojó algunas cosas buenas para la gobernanza de la ciudad y los propios ceutíes. Más cuando la ciudad es cuestión de Estado, y hay un Plan Integral de desarrollo diseñado por un Gobierno Central socialista, que de momento parece que seguirá siendo el encargado de su ejecución. Por ahí, todos parecen convencidos de que si las circunstancias son las que son y la oportunidad para transformar la economía de la ciudad es única, mejor remar juntos que enfrentados.

De otro lado, Vivas, cuyo Gobierno de forma oficial no pronuncia coma alguna, parecería haberse encontrado con un muro inasumible al sondear las ganas de apoyo en la parte localista. La dificultad ya de salida era mayor, había que poner de acuerdo a dos formaciones políticas distintas que aunque parecen iguales, al menos en los asuntos más importantes, no siempre se comportan igual.

Las exigencias de una de esas patas, decidida a endurecer al máximo su papel de fiscalizador del Gobierno y que ya mostró el pasado Pleno anunciando una demanda por el contrato que explota Trace para la recogida de basura y la limpieza viaria, habrían hecho tirar la toalla al Gobierno tras la primera reunión y centrarse sólo en la vía socialista. Ceuta Ya!, según fuentes del Gobierno habría mostrado su disposición a dar un apoyo estable al Ejecutivo a cambio de entrar en el Gobierno, sí, pero a cambio también de que el Ejecutivo y con ello el PP de Vivas virara 180 grados su posición sobre la frontera nada menos y volviera a exigir que se aplicara la excepción Schengen. Eso y una especie de salvo conducto que permitiría a Ceuta Ya!, incluso en el Gobierno, cargar con dureza contra el PP y el propio Gobierno en el que se integraría. Condiciones “inasumibles”. “Yo creo que es que directamente no quieren”, han valorado desde el PP.

En esa línea de oposición dura de los de Mohamed Mustafa se adelantan ya los peones, al discurso y el voto en contra en el Pleno de este miércoles, el de la modificación presupuestaria, siguió una reproducción de esa posición en Juntas Generales y se apuntala esa línea dura con el nombramiento de Julio Basurco en el Consejo de Administración de RTVCE, donde ya habría pedido una amplia documentación sobre lo realizado en los últimos meses, o Juan Luis Aróstegui en Acemsa.

A Juan Luis Aróstegui señalan directamente desde el PP como mecedor de las primeras filtraciones del acuerdo entre el PP y el PSOE para un gobierno de coalición que apuntan directamente a que hay más de negocio que de interés general. “En su línea de reventarlo todo”, dando un portazo definitivo a cualquier opción de que el PP reconsidere un pacto con los localistas. Portazo. Y también le cargan al ex líder de Comisiones esta estrategia de dureza en la oposición que parece haber tomado la formación de Mustafa.

Ante ese primer contacto, parecía irrelevante ya el que iba a mantener Vivas este viernes con la líder del Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía de Ceuta (MDyC) que el miércoles optó por abstenerse en el expediente de Modificación de Crédito, y aún poniendo el dedo en la yaga de la situación de Trace o de la ausencia de contrato también para la planta de transferencia de residuos, fue algo menos directa y dura que su compañero localista.

Así las cosas, todo parece haber virado desde que se repartieron los asientos en la nueva Asamblea. Si el PP consideró oportuno por lo que pudiera pasar ubicar a los localistas en su lado del Pleno y al PSOE y VOX enfrente, es probable que los asientos acaben bailando en septiembre y que apenas dure esa colocación un par de sesiones plenarias.

Flecos

En ese contexto, los dos Juanes, Vivas y Gutiérrez, parecerían haber avanzado hacia el acuerdo recorriendo un importante terreno. Desde el PSOE reconocen que sus líneas estratégicas para el acuerdo son las que ya esbozaron en el discurso de Gutiérrez el pasado miércoles. Y en parte durante la propia campaña. Quieren coger las riendas de los Servicios Urbanos para intentar con su gestión directa limar las diferencias entre esas dos Ceutas que denunciaron en campaña. Quieren asumir las riendas de la gestión turística y tienen interés en Sanidad.

Y están plenamente de acuerdo en cuestiones como mantener la frontera en la actual situación con la exigencia de visado y la integración de facto en Schengen. Una cuestión que excede las competencias del propio Gobierno local y que ha de pasar por el Gobierno de la Nación al que sería más fácil llegar si aquí PP y PSOE están de acuerdo.

En Ferraz habrían dado ya hace algunas semanas luz verde a Gutiérrez para explorar un pacto que colocara al partido dentro de un Gobierno con el PP, incluso a pesar de la coyuntura nacional. Asumiendo una vez más que el compromiso con Ceuta es de Estado y está por encima de otras coyunturas partidistas.

Justo más o menos el mismo argumento que ha venido sosteniendo el PSOE para defender su apoyo al PP, desde fuera del Gobierno, durante la pasada legislatura y que repitieron en el Pleno del pasado miércoles por boca de Gutiérrez, y repiten ahora como viga maestra del acuerdo que quieren cerrar durante el mes de agosto y que les llevaría a gobernar desde dentro con Vivas. “El Grupo Parlamentario Socialista va a trabajar siempre poniendo por delante de las siglas y los intereses electorales el interés general y el de Ceuta y los ceutíes”, manifiestan desde el PSOE.

O en palabras de Gutiérrez en el pasado Pleno para justificar su voto a favor de la modificación de crédito:

“Lo hacemos por responsabilidad con los ceutíes y por convencimiento de que en política no se pueden lograr cambios sin llegar a acuerdos.

Sin diálogo no se puede avanzar en democracia, sin acuerdos nos condenamos al estancamiento. Cuanto más polarizada está una sociedad menos capaz es de transformarse y avanzar. Y Ceuta debe seguir avanzando y nosotros debemos seguir trabajando para mejorar la calidad de vida de los ceutíes. Esa y no otra debe ser la prioridad de quienes representamos a los ciudadanos en esta Asamblea.

Lo dijimos en la anterior Legislatura, lo dijimos también en la constitución de la Asamblea hace unas semanas y lo seguiremos repitiendo: el Partido Socialista va a estar siempre de lado de los ceutíes, por encima de siglas o intereses electorales”.

Entre los flecos que citan una y otra parte del acuerdo, que no se prevé se afine y rubrique antes de que termine agosto, hay de todo. Principalmente trazar las líneas que permitan delimitar de forma clara, con la intención de evitar roces futuros, las líneas de gestión a seguir. Hay fondo por debatir, pero también reparto de poder, cargos, pero asociados a lo que se va a gestionar. Y maneras de llevar eso.

En el PP señalan que si inasumible parece tener a un socio de Gobierno dentro que vaya a hacer oposición dura desde dentro, como planteaba Ceuta Ya! tampoco parece razonable vivir situaciones como las de la legislatura pasada cuando el PSOE usó “el chantaje”, en palabras populares, para impedir por ejemplo que los cargos del PP visitaran barrios o llegara después de que el Gobierno alcanzara un acuerdo con algún colectivo para exigir más de lo que el Ejecutivo había cerrado con ese colectivo, tal fue el caso de los taxistas, pero no el único. “Si van a ser gobierno tendrán que defender las políticas del Gobierno”, apuntan.

Eso sí, a nada que ha empezado a circular la intención de que el PSOE entre en el Gobierno de Vivas, han empezado a saltar los disparos, en redes sociales, en medios, internos y externos. Y el mes de agosto que se han dado para cerrar esos flecos puede acabar por hacerse eterno a ambas formaciones. Y es que a pesar de que la pasada legislatura el apoyo de los socialistas de Gutiérrez permitió al Gobierno avanzar en cuestiones claves para esa transformación de Ceuta, no son pocos los que parecen estar más cómodos en la política más tradicional y partidista y más de trincheras, en uno y en otro lado.

Y si tras el 28M algunas informaciones apuntaron a “poderes fácticos” en alusión a algunos empresarios, en ese lado tampoco parece haber unanimidad y no todos van a bendecir el acuerdo, los primeros, quienes han  usado su poder fáctico para calificar todo esto de interés y negocio de esos poderes fácticos. Parece un lío, pero no lo es tanto.