entusiastas y detractores de la presencia de la armada rusa en ceuta

Bienvenido, Mr. Putin

Hasta que dejaron de recalar en Ceuta en octubre de 2016, los militares de la armada rusa no dejaban indiferente a nadie.

Marineros rusos, junto al submarino "Novorossyisk", atracadao en Ceuta en agosto de 2015 (C.A.)
photo_camera Marineros rusos, junto al submarino "Novorossyisk", atracadao en Ceuta en agosto de 2015 (C.A.)

Vigilante en todo tiempo, adusto y marcial, el vicealmirante Viktor Sokolov atisbó desde el puesto de mando del crucero antimisiles “Marshal Ustinov” la estatua patiabierta del Hércules erecta sobre la bocana del puerto. La emoción añadió un gesto nuevo a su curtido rostro, indescifrable para su tripulación. Un regusto salobre, un olor a salazón y especias, el repiqueteo rítmico del agua sobre el casco… Los sentidos del viejo lobo de mar se saturaron. Y fue entonces cuando supo que la Madre Rusia había retornado a Ceuta tras dos años de ausencia.

La escena, quizás, no estuviese aderezada de los tintes literarios con lo que más arriba se ha adornado. No habría que descartar que mientras el impresionante buque ruso alcanzaba las aguas interiores del puerto ceutí, el comandante de la Flota del Norte se hallase en las entrañas del crucero satisfaciendo sus necesidades fisiológicas o releyendo en su camarote las memorias de Vladimir Putin o calzando un buró con un ejemplar de “Humillados y ofendidos” de Dostoievski. En todo caso, lo relevante de esta historia es que los rusos han vuelto. Y eso no resulta desdeñable. Anduviera donde anduviera el señor Sokolov durante el trance.

El “Marshall Ustinov” atracaba este viernes en el Muelle España, flanqueado por el remolcador “SB-406” y el buque tanque “Dubna”. Hacía dos años de la crisis abierta por la escala programada en Ceuta de una flotilla de guerra que se dirigía a la zona de conflicto en Siria. Las presiones de EEUU, Reino Unido y la OTAN frustraron los planes del gobierno de Putin. Los barcos no llegaron a detenerse en el puerto ceutí. Y la flota rusa no volvió a aparecer por aquí.

 

Welcome, Russian friends

Hasta que dejaron de recalar en Ceuta en octubre de 2016, los militares de la armada rusa no dejaban indiferente a nadie. Ni al por entonces presidente de la Autoridad Portuaria, José Torrado, quien procuraba crear un ambiente familiar en cada recepción brindada a los marineros de Putin, ni a los comerciantes de la ciudad.

Las estimaciones atribuían a las tripulaciones rusas una gran capacidad de gasto, directamente proporcional a la satisfacción que su sola presencia procuraba a los propietarios de los comercios locales. Estos cálculos llegaban a situar en torno al millón de euros el dinero que los marineros dejaban en establecimientos comerciales y restaurantes en un año, una cantidad a la que habría de sumarse el gasto que las expediciones rusas hacían en cada operación de avituallamiento.

La fragata rusa La fragata rusa "Ladny" hace su entrada a puerto en mayo de 2016 (C.A.)

El entusiasmo de los comerciantes no era compartido en otras latitudes. Los expertos de la fundación estadounidense Heritage, vinculada al ultraconservador Centro Margaret Thatcher por la Libertad, figuraban en la nómina de los ceñudos. Algunas fuentes señalan a este grupo como los instigadores de la denuncia que once europarlamentarios dirigieron en marzo de 2016 a la Alta Representante para la Política Exterior y de Seguridad de la Unión Europea, Federica Mogherini, para denunciar las escalas de buques rusos en el puerto ceutí.

 

Los yanitos no quieren rusos…

En agosto de 2015, la llegada a Ceuta del submarino ruso “Novorossiysk” despertó las suspicacias y provocó un enfado en absoluto disimulado en las autoridades de Gibraltar. Los gibraltareños no se tomaron la visita con la deportividad que ha de darse por descontada entre caballeros de Su Graciosa Majestad. La queja del gobierno del Peñón fue respaldada por el parlamentario británico Andrew Rosindell. “Es una provocación evidente que tiene el objetivo de intimidar al pueblo de Gibraltar”, aseguró el político conservador, según público en aquellos días el diario digital “El Confidencial”.

 

…y los independentistas catalanes, tampoco

La estima con la que las autoridades portuarias y los empresarios ceutíes acogían a sus huéspedes rusos tampoco era compartida en un lugar del levante español poblado por irreductibles catalanes. A los independentistas de ERC tampoco les gustaban los marineros rusos. El conseller de Economía en marzo de 2017, Oriol Junqueras, no se dejaba seducir fácilmente por el musical acento eslavo ni por la gracia de las desmesuradas gorras de plato que lucían los oficiales de la armada de Putin.

Según Junqueras, España abrió el puerto de Ceuta a los rusos para lograr apoyos internacionales contra el proceso independentista catalán. “Cabe recordar las afirmaciones de Margallo (por entonces ministro de Asuntos Exteriores) cuando reconoció que no nos podíamos imaginar los favores que tuvo que prometer para evitar que otros estados se pronunciaran a favor del proceso de Catraluña”, declaró el conseller al diario “Nació Digital”.

 

Los rusos han vuelto

Sea como fuere, y superada la crisis de 2016, los rusos han retornado a Ceuta y, con ellos, una fuente de ingresos que no pasa desapercibida ni para las autoridades portuarias ni para las municipales.

BUQUE CIENTÍFICO RUSO ATRACADO EN CEUTA EN LOS 80Supuesto buque científico ruso, atracado en Ceuta en los 80 ("EL ESTRECHO EN LA POLÍTICA DE SEGURIDAD ESPAÑOLA DEL SIGLO XX")

Bien mirado, la flota rusa no ha hecho más que responder a una querencia. Y es que la relación de Ceuta con Rusia se remonta casi medio siglo atrás. Tal y como cuenta el investigador y periodista Luis Romero, antes incluso de establecer relaciones diplomáticas con la URSS, España suscribió un convenio con Moscú para convertir Canarias y Ceuta en escala logística de la flota pesquera rusa que faenaba en el banco sahariano. Los barcos de pesca ruso comenzaron a amarrar en el puerto ceutí en 1969.

“Hay que tener en cuenta que en esa época todos los barcos, incluidos los pesqueros, eran propiedad del estado soviético –explicaba Romero a Ceuta Actualidad- Y cuando llegaban solían hacerlo acompañados: lo escoltaban supuestos buques científicos plagados de antenas que, me temo, hacían algo más que dedicarse a mirar las estrellas”.