Mientras en una guerra cruel en Ucrania están muriendo miles de personas por la decisión de un oligarca demente, en la UE se lavan las manos como Poncio Pilatos, situación deleznable que les viene muy bien a los poderes fácticos ya que detrás de esta tragedia se está trabajando en una estrategia donde el aumento de los precios internacionales de los recursos naturales está generando dinero para la financiación de políticas espurias.
Esta guerra está beneficiando a otros países con una cuota de poder muy peligrosa para todos los ciudadanos del mundo, traduciéndose en riesgos mayores de cesarismo y corrupción, agravando la supervivencia de muchos de nosotros, sobre todo de aquellas familias que no pueden, ni siquiera, poner un plato de comida en la mesa a los suyos.
La asimetría de riquezas y poder constituye el principal objetivo de políticos sin escrúpulos cuyo interés es ir alcanzando mayor cuota de poder. Putin ha tomado la decisión de tomar Ucrania por la fuerza, por querer restablecer una reputación que perdió hace ya muchísimo tiempo como un país con una economía fuerte, escenario que está teniendo un coste muy alto tanto para Rusia como para la sociedad en general.
Me gustaría decir a los máximos mandatarios de nuestro país que, los que juegan con cerillas e ignoran la posibilidad de incendios, no se han aprendido ni las lecciones de la historia ni las de las economías.
Pasemos ahora a analizar que están haciendo con nosotros los consumidores, donde continuamente escuchamos en todos los medios hablar de la inflación, esta dichosa que se remonta mucho antes de la guerra de Ucrania, y lo peor es que ataca a los bolsillos de las rentas más bajas y si a esto le añadimos que quieren vendernos a bombo y platillo que la subida de precios es por el conflicto que ha causado la guerra de Ucrania, que ha derivado una subida de precio que ya había comenzado antes del conflicto.
Es una realidad, que los que nos gobiernan nos quieren utilizar para justificar estas subidas de luz y combustible. Si Hablamos específicamente del recibo de la luz, donde el Gobierno se negaba rotundamente a cambiar el modo en el que se fija la tarifa de la luz, y con esta excusa culpar a Putin de los altos precios de la misma, una excusa totalmente nimia y torticera.
Aprovecho para pedir a los que gobiernan este gran país a que agilicen el Proyecto Ley para retirar del recibo un cargo para retribuir por el coste de emisión de CO2 a las compañías eléctricas que no lo están pagando, desde que se anunció a los consumidores que pagamos la luz más cara de toda Europa.
