Manifiesto del PSOE con motivo del Primero de Mayo

El PSOE celebra el Día del Trabajador con una reivindicación del valor de la democracia mientras subraya que España dispone de «un mercado de trabajo en máximos históricos»

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En este 1º de mayo, Día Internacional del Trabajo, desde el PSOE queremos expresar en primer lugar nuestro deseo de un alto el fuego en Gaza y condenar el desproporcionado uso de la fuerza por parte de Israel en este territorio, que tanto sufrimiento está ejerciendo sobre la población civil. Es urgente que paren los ataques, se permita el acceso de la ayuda humanitaria y se produzca la liberación de los rehenes por parte de Hamás.

También queremos recordar la situación de guerra que sigue viviendo Ucrania, que ya ha superado los dos años de duración. Por ello hacemos un llamamiento por la paz y el fin de la ocupación ilegal de este territorio, con el deseo de que este conflicto se resuelva definitivamente.

En esta fecha queremos reivindicar antes que ninguna otra cosa el valor de nuestra democracia. Una democracia plena, pero no por ello indemne a cualquier tipo de ataque. Todos los ciudadanos y ciudadanas de este país, demócratas convencidos, debemos asumir el compromiso de cuidarla. Porque la democracia se basa en reglas, pero también se apoya en maneras de actuar. El Congreso eligió hace unos meses, libremente, un gobierno, que es legítimo y constitucional. Cuidar la democracia consiste también en respetar el resultado de esta investidura, fruto de las urnas, y manifestar las discrepancias y críticas a través de los cauces establecidos. Pero los ataques a la esfera personal, la difusión de bulos en sede parlamentaria y la articulación de esos bulos en denuncias judiciales para conseguir un cambio de gobierno por la puerta de atrás, suponen un grave riesgo para la estabilidad democrática sobre la que todos y todas debemos hacer una reflexión colectiva.

Dicho esto, celebramos este primero de mañana con una nueva legislatura en marcha, encabezada por un gobierno progresista que busca consolidar el proyecto iniciado en la legislatura anterior, con tres objetivos fundamentales: más empleo, más derechos, y más convivencia. Los socialistas hemos demostrado sobradamente que somos eficaces gestionando la economía, que somos capaces de compaginar unos indicadores macroeconómicos notables con la aprobación de medidas que atienden a la microeconomía, a las necesidades reales de las personas. No sólo hemos superado ya los niveles prepandemia en muchas cifras, pese al contexto de incertidumbre internacional en el que vivimos, sino que además estamos soportando esta incertidumbre mucho mejor que los países de nuestro entorno.

Frente al ruido político que ha acompañado a esta legislatura desde su inicio, la rotundidad de los datos es indiscutible. Hoy nuestro país crece cinco veces más que la eurozona y cuenta con un mercado de trabajo en máximos históricos. El pasado año España lideró la creación de empleo en Europa, y generó más puestos de trabajo que Alemania y Francia juntas. Nunca ha habido tantas personas trabajando en España, casi 21 millones de personas en alta en la Seguridad Social según los últimos datos y, además, en condiciones de estabilidad laboral, ya que el porcentaje de estos trabajadores que disfrutan un contrato indefinido supera el 87%, máximo histórico. Las mujeres que trabajan suponen ya más del 47% del total de la fuerza laboral, y el paro juvenil también se encuentra en valores mínimos mes tras mes.

Logros todos ellos de los que debemos sentirnos orgullosos como sociedad, pero al mismo tiempo, es obligado reconocer que no son fruto de una inercia coyuntural, ni de los vientos de cola de una situación económica boyante. Es la consecuencia directa de que haya sido un gobierno de signo progresista el que asumió la gestión de la pandemia, el que presentó un plan para aprovechar los fondos europeos y modernizar nuestra economía, y el que decidió acabar de una vez por todas con la principal anomalía de nuestro mercado laboral, la temporalidad, pese a los vaticinios catastróficos habituales de los sectores neoliberales.

Con la reforma laboral ya completamente asentada y sus efectos haciéndose visibles incluso dos años después de su entrada en vigor, en esta legislatura nos encaminamos a abordar otros retos tan importantes y urgentes como el de reducir la temporalidad. Ésta debe ser la legislatura del pleno empleo y por ello nos ponemos como objetivo lograr que la tasa de paro converja con la media europea a lo largo de este periodo. Para lograrlo vamos a seguir apostando por aquellos sectores que nos hemos propuesto transformar y modernizar, a través de la culminación de los diferentes PERTES puestos en marcha. El efecto de los fondos europeos ya es visible en el empleo, como así lo demuestra el hecho de que el crecimiento de la afiliación respecto al nivel previo a la pandemia haya sido especialmente intenso en actividades de alto valor añadido, como el sector TIC o las profesiones científicas y técnicas.

Pero los socialistas queremos seguir compaginando el aumento de las cifras de empleo con la mejora de las condiciones laborales y salariales, en la línea de lo que hemos conseguido en los últimos años. El máximo exponente es sin duda la subida del SMI, que tras el último incremento acumula una subida del 54% desde que Pedro Sánchez llegó al gobierno. No será la última, porque nuestro objetivo es que a lo largo de la legislatura el SMI sigue subiendo para garantizar que no hay pérdida de poder adquisitivo, y siempre garantizando que se sitúe en el 60% del salario medio, conforme a lo establecido en la Carta Social Europea. Una garantía del poder adquisitivo que también es fundamental mantener en las pensiones, el ingreso mínimo vital y el salario de los empleados públicos, y de lo que también nos hemos ocupado de forma prioritaria, incluso a pesar de la prórroga de los presupuestos generales del Estado.

Estas subidas de salarios y prestaciones no sólo han servido para ayudar a las clases medias y trabajadoras en momentos complicados, sino que también han conseguido desmontar los tópicos ultraliberales que maneja la derecha y la ultraderecha respecto a sus efectos perniciosos en el empleo. Estamos convencidos de que podemos seguir transformando el mercado laboral, y por ello el siguiente reto que nos proponemos es el de impulsar la reducción de la jornada laboral. Nuestro compromiso es reducir la jornada actual de 40 horas semanales, que data del año 1983, a 37,5 horas, sin reducción de sueldo, siempre en el marco del diálogo social y con el máximo consenso. Creemos que la sociedad está preparada para asumir este cambio, que además goza de amplia aceptación social, y que mejorará la calidad de vida de una gran parte de la ciudadanía.

Pese a la satisfacción de los buenos resultados, tenemos muy claras dos cosas. La primera, que no podemos conformarnos, porque aún son muchos los desafíos que inciden sobre el mercado laboral, entre los que se encuentran los efectos del cambio climático, el uso de la inteligencia artificial y la necesaria transición ecológica de muchos sectores de nuestra economía. La segunda, que ningún avance conseguido debe darse por descontado. La lucha histórica de los trabajadores y trabajadoras de nuestro país a lo largo de décadas ha sido esencial para conquistar derechos, pero los gobiernos socialistas también han sido determinantes en la consecución de muchos de esos logros, y en un contexto como el actual, resulta obligado recordarlo.

¡Viva el 1º de mayo!

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