Santa Teresa de Jesús, patrona de Intendencia

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photo_camera Remitido por el teniente coronel Jesús Piqueras (ARCHIVO)

El Cuerpo de Intendencia lleva la función logística de abastecimiento en su ADN. Los más de 100 de antigüedad de nuestro Cuerpo, contando desde 1911, son la prolongación de más de 500 años de experiencia de otros Cuerpos, que con distintos nombres le precedieron. Sus miembros siempre han tenido las mismas funciones y responsabilidades; por un lado la gestión económica, y por otro la función logística. Éstas han sido las dos funciones que a lo largo de los siglos ha desempeñado el Cuerpo de Intendencia, proporcionar a las tropas todo lo necesario para vivir, moverse y combatir.

Esas necesidades de nuestras tropas han ido evolucionando a lo largo de la historia, y con ellas, los medios y la manera de satisfacerlas. En 1728, las Ordenanzas militares ya ordenaban a los Intendentes proporcionar a los soldados el sueldo y la ración de pan reglamentaria. Cien años más tarde, en 1824 preveían el haber en dinero, la subsistencia en víveres y los materiales necesarios para la guerra. Allá por el siglo XVIII, en cada Intendencia de Ejército aparece el Intendente y dependiendo de él, los Comisarios Ordenadores y de Plaza, los de Plaza se ocuparían de atender las necesidades de las tropas. Para ello existían los servicios de Provisiones, de Vestuario, de Utensilios, de Bagajes, de Alojamientos, de Artillería, de Obras y de Hospitales.

En el siglo XIX se añaden los servicios de Campamento, Transportes, Subsistencias, Ingenieros y Remonta y Cría Caballar. Todo ello, como evolución para cubrir las necesidades de vivir, moverse y combatir en todo momento, tanto en paz como en campaña. Por otro lado, el Ejército de la época tiene como objetivo llegar a ser autosuficiente y poder cubrir con sus propios medios todas esas necesidades, por lo que la función de abastecimiento y los servicios que la desarrollan son altamente potenciados.

En 1911 se publica el RD de 31 de agosto en el que se hace efectiva la división del Cuerpo de Administración Militar en otros dos Cuerpos. El Cuerpo de Intervención Militar y el Cuerpo de Intendencia Militar, el primero de ellos se hace cargo de la función fiscalizadora, y el Cuerpo de Intendencia de la contable y la logística de abastecimiento. Es entonces cuando ya el Cuerpo de Intendencia, actual, comienza a gestionar los servicios de apoyo a las tropas mediante gestión directa de subsistencias, Vestuario y Equipo, Recuperación, Transporte, Propiedades y Acuartelamiento y Campamento, abarcando de nuevo la satisfacción de todas las necesidades de las tropas y siguiendo el principio de autosuficiencia del Ejército.

A partir de los años 80 del siglo XX, se tiende a un Ejército profesional más pequeño pero más tecnificado, en base a una concepción funcional lo que lleva a la desaparición de las Tropas de Intendencia como tales, integrados en las nuevas Unidades de Apoyo Logístico.

Sin embargo, son precisamente, esas Tropas de Intendencia las que cuentan con una gloriosa historia. Y es el Cuerpo de Intendencia el heredero de páginas de heroísmo de nuestros soldados, que ejercían precisamente esa función logística de abastecer a nuestros compañeros en combate.

Así, en 1922 se concedió por vez primera el Estandarte a las Unidades de Tropas de Intendencia por su heroico comportamiento en la campaña de Melilla, de la que este año se cumple el centenario

Pues en palabras del propio Millan Astray, al ser preguntado; “¿Quiénes estima Vd. como los mejores?

Todos lo son. Pero los héroes de la campaña son, indudablemente, los de Intendencia. Es necesario verlos. Verdaderamente es asombroso lo que hacen. Los demás podemos movernos, avanzar, retroceder, correr, parapetarnos, burlar de mil modos al enemigo, cubrirnos de él. Los de Intendencia, no. Lleva cada soldadito un mulo; tienen, por tanto que ir siempre al paso, aguantando el terrible fuego enemigo, que tiene en ellos fácil blanco, sin poderse cubrir ni amparar en ninguna protección.

Así, paso a paso llegan a la puerta de la posición, que el enemigo ha convertido en un desfiladero de la muerte, y allí, bajo el fuego, más insistente todavía, tiene que descargar su mulo, volverlo a cargar y retirarse al paso.

Es el máximun de la disciplina.” El trabajo de Intendencia en la Campaña de Melilla fue la realización de los convoyes, los interminables convoyes que daban aliento a nuestros compañeros de las armas.

En Annual se encontraba la 5ª Compañía de Montaña de la Comandancia de Tropas de Intendencia, cuya misión era el aprovisionamiento de las diversas posiciones que dependían de este campamento. Su trabajo fue enormemente arduo, pues las posiciones estaban muy mal comunicadas, con caminos y sendas en muy mal estado.

El 7 de junio se toma la posición de Igueriben. El Alférez de Intendencia, Ruiz Osuna fue el encargado de transportar los víveres a la misma, que estaba instalada a más de cuatro kilómetros de la aguada, por un estrecho camino que cruzaba barrancos. Aquella senda estaba dominada por la Loma de los Árboles, imprescindible para la seguridad de Igueriben, sin embargo fue ocupada por el enemigo, desde donde hostigó duramente e impidió realizar los apoyos logísticos. Los convoyes llegaban a Igueriben cada dos días, pero pronto el enemigo dominó los caminos y fue incrementando la dificultad de realizarlos. Tras días sin poder realizar ninguno, el 17 de julio uno de los convoyes logró alcanzar la posición de Igueriben, fue la Sección de Intendencia al mando del Alférez Ruiz Osuna.

El ganado no cabía dentro del parapeto, por lo que tanto los soldados de Intendencia como los demás, tuvieron que descargar bajo el fuego enemigo las mulas, y entrar a mano víveres, agua y municiones. La Sección de Intendencia tuvo que quedarse. La situación de Igueriben empeoró, había más tropas y los recursos escaseaban. Aquél fue el último convoy que llegó a Igueriben. Desde entonces, la posición fue hostigada día y noche. La situación era desesperante, sin agua, sin munición, mientras las tropas estacionadas en Annual fueron testigos de aquella heroica defensa.

Finalmente, el Tte. Ruiz Osuna, con su Sección salió de la posición siendo abatido por un disparo en la cabeza. Durante el asedio había dado constantes pruebas de serenidad y espíritu de sacrificio.

Aquella extraordinaria conducta de las tropas de Intendencia en Igueriben no fue un caso aislado. Su comportamiento fue sacrificado, combativo, ejemplar y disciplinado durante toda la campaña.

De este modo, la historia del Cuerpo de Intendencia fue así, inmejorablemente descrita por el propio Millán Astray, “…. Si el noble privilegio de ostentar un Estandarte como emblema de la Patria y guión de sus soldados ha de ganarse con sangre vertida heroica y generosamente, con una conducta de ruda bravura, con sobrehumana resistencia a la fatiga, con fe inquebrantable al cumplir el deber, y si los destellos de tan excelsas virtudes han de irradiar de quienes ni sus ametralladoras les enardecen al crepitar, ni el lucir de sus sables les excita, ni el estruendo de las minas les acompaña; si sus armas no han de herir, si su marcha a la muerte ha de ser silenciosa, si su gloria está en morir por llevar pan y agua a sus hermanos, si sus héroes más preclaros sólo han de figurar en la sublime letanía de los soldados desconocidos; si así se gana un Estandarte, yo os aseguro, soldados de Intendencia, que igual que todos, os vi ganároslo cuantas veces os encontré en combate.”

 

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