Todos los días son 8 de marzo

Las cifras de la desigualdad son estremecedoras. Según datos del Banco Mundial, dos terceras partes de los 876 millones de analfabetos del mundo son mujeres (Naciones Unidas). De los 121 millones de menores no escolarizados en el mundo, 65 millones son niñas. (UNICEF).

Desde el Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía (MDyC) queremos conmemorar este 8 de marzo, el Día Internacional de las Mujeres, con el objeto de reflexionar acerca de los avances logrados en la igualdad de género, así como homenajear a todas las heroínas de la igualdad, mujeres conocidas y anónimas, que a lo largo de la historia de nuestro país han realizado un esfuerzo tan inmenso por conseguir para todas los mismos derechos y libertades que los hombres. El lema escogido por Naciones Unidas para éste año es: Las mujeres en un mundo laboral en transformación: hacia un planeta 50-50 en 2030.

Las cifras de la desigualdad son estremecedoras. Según datos del Banco Mundial, dos terceras partes de los 876 millones de analfabetos del mundo son mujeres (Naciones Unidas). De los 121 millones de menores no escolarizados en el mundo, 65 millones son niñas. (UNICEF). Nuestro país ocupa el lugar número 29 del ranking mundial de clasificación de la igualdad de género y se sitúa en décima posición a nivel de la Unión Europea (Foro Económico Global). Dichos índices nos indican que aún falta mucho camino por recorrer. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el porcentaje de los hombres con empleo es mayor que el de las mujeres, es decir, que de la muestra estudiada, hombres entre los 16 y 64 años dominan el mercado laboral. Asimismo, en relación a la tasa de empleo de acuerdo a los niveles de educación, son también los hombres los que tienen la mayoría en los estudios más elevados.

Desde el MDyC apostamos por una educación en valores sin arquetipos ni estereotipos, reflejando el valor de la mujer y sobre todo la igualdad (la pieza fundamental para acabar con la lacra de la violencia de género). Se necesita la concienciación real de la sociedad para terminar con las desigualdades, una efectiva equiparación salarial que irremediablemente no desemboque en un uso unilateral de las políticas de conciliación por la mujer, y sin la deseada corresponsabilidad de hombres y mujeres en el ámbito familiar. 

En una ciudad como la nuestra, especialmente azotada por el paro y la pobreza, que eminentemente presentan cara de mujer, no podemos olvidar este drama y así, queremos mostrar, hoy y todos los días que sean necesarios, nuestro compromiso para trabajar en pro de la igualdad de oportunidades en su más amplio sentido, buscando que impere siempre la justicia social a través de nuestras propuestas y reivindicaciones.

Porque todos los días son ocho de marzo.
 

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