FERNANDO GALINDO

“He vivido de todo en la peluquería y he aprendido lo que no está escrito”

La peluquería Galindo es un referente en la ciudad. Es un  comercio de los de toda la vida pero es algo más que un comercio. Su establecimiento en Isabel Cabral es un punto de encuentro para los amantes de la Semana Santa. Se respira cofradías nada más traspasar el dintel de la puerta. Fernando Galindo es un profesional de los de toda la vida, como sus cortes de pelo. 

La peluquería Galindo es un referente en la ciudad. Es un  comercio de los de toda la vida pero es algo más que un comercio. Su establecimiento en Isabel Cabral  es un punto de encuentro para los amantes de la Semana Santa. Se respira cofradías nada más traspasar el dintel de la puerta. Fernando Galindo es un profesional de los de toda la vida, de tijera y peine, como sus cortes de pelo.

No es amante de las modas en peinados, es de la vieja escuela. “Donde se ponga un buen corte a tijera en el que el peluquero sabe al milímetro donde apurar y no desmerecer el aspecto del cliente, que se quite todo lo demás”. Él, como buen caballa, se mantiene fiel a sus convicciones y tiene su clientela desde generaciones. “Aquí no hay nada de relevo generacional. Por sus manos han pasado generaciones enteras y sus tijeras, confidentes de muchas historias que se quedarán entre esas cuatro paredes a golpe de peine y tijera.

Llega el momento del silencio y el brillo en los ojos. Fernando Galindo asegura que no hay relevo generacional “que mientras el cuerpo y la mente aguante seguiré al pie del cañón, pero el día que me vaya esto se quedará tal como está. Nadie vendrá a coger los bártulos para comenzar un nuevo día”.