conocemos sus problemas

Juan XXIII, a fondo

La barriada ha sido renovada hace algunos años pero necesita mejoras. Los vecinos reivindican una solución definitiva al problema de la frontera, adecentar los techos de los edificios de los que caen cascotes y un parque para los más jóvenes. 

Juan XXIII es una de las barriadas afectadas por los problemas en la frontera. Las colas de vehículos han llegado a sobrepasar este barrio bloqueando el acceso de entrada por la N-352. Este hecho ha obligado a los vecinos de esta zona y aledaños a tener que dar un gran rodeo y desviarse por El Morro para poder llegar a sus viviendas.

Una situación a la que hay que añadir los ruidos de los vehículos parados a altas horas de la noche y el incremento de circulación por una barriada que hasta ahora era tranquila y por la que apenas circulaban coches.  

Han sido semanas de auténtico infierno en la que los vecinos han pensado incluso en movilizarse para buscar una solución, pero hace un par de días los afectados han empezado a ver la luz al final del túnel desde que la Policía Local ha intervenido acumulando y controlando los vehículos con mercancía en la explanada de El Chorrillo y evitando que el acceso a la barriada quede taponado.

La presidenta de Juan XXIII, Antonia Moya, espera y desea que esta iniciativa sea el comienzo de una solución definitiva al problema fronterizo. "No sólo nos afecta a nosotros y a las zonas más cercanas a la frontera, es una problema de todo aquel que quiera ir a Marruecos o al Hospital, por ponerte algunos ejemplos".

El desprendimiento de techos, principal problema

Juan XXIII es una barriada que ha sido renovada. "Hace tiempo el Gobierno invirtió dinero y arregló la carretera, pintó los edificios...pero ahora nos hemos quedado estancados y seguimos necesitando mejoras", asegura la presidenta que reconoce que el principal problema son los techos de los bloques que se desprenden y de los que caen cascotes de piedra.

Antonia Moya también pide un parque para los más jóvenes. "No hay sitio para que los niños puedan jugar, los coches pasan continuamente y las aceras son muy estrechas".

Es cierto que la barriada cuenta con un gran polideportivo pero ahora deberán compartirlo con la Escuela de Deporte, lamenta la presidenta. 

En cuanto a limpieza, aparcamiento, iluminación, red de saneamiento o asfaltado la barriada no tiene ningún problema. Si hay que poner un pero es al tema de la seguridad que ya que los agentes "aparecen poco". Antonia asegura sentirse ahora más segura porque tiene a la Policía al lado, controlando a los vehículos que quedan retenidos en las colas. 

Antonia Moya no tiene pensado dejar su cargo en el que lleva más de siete años. 

 

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