"A mí se me partía el alma"

Menel, una ceutí que está cursando estudios superiores en Rumanía, ha sido testigo de la llegada de desplazados de Ucrania a Bucarest

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photo_camera Menel, una ceutí de Erasmus en Rumanía, vive en primera persona la tragedia de los desplazados por la guerra en Ucrania

"Ayer, en el aeropuerto de Bucarest, me tocó presenciar, por desgracia, como no dejaban de llegar refugiados ucranianos". Con esta crudeza habla Menel, una ceutí que está cursando estudios superiores en la Universidad Alexandru Ioan Cuza de Lași, en Rumanía.

Menel lleva en Rumanía varios meses y está viendo muy de cerca la cruel realidad del conflicto bélico iniciado por Rusia. "Durante toda la noche, llegaban grupos de personas de diferentes nacionalidades que habían conseguido traspasar la fronteras ucranianas a pie" relata Menel, "muchas de esas personas eran estudiantes de otros países que se encontraban estudiando en Kiev". La joven ceutí, de 26 años (que el pasado año estaba cursaba Educación Social en la Universidad de Ceuta) se dejó llevar por la situación y entabló conversación con varios de esos estudiantes que llegaban a Bucarest huyendo de la zona del conflicto armado. "Me contaron lo duro que fue el trayecto debido a todo el tráfico y el colapso que había en las fronteras". Y si a la situación de guerra sumamos el racismo o la islamofobia, obtenemos un drama en toda regla. "Los que habían podido escapar de la zona del conflicto me contaron que muchos estudiantes árabes y africanos seguían retenidos sin poder salir". 

Escapar pero ¿por dónde? Porque para según quién no es lo mismo hacerlo por una zona de la frontera que por otra. Los desplazados que se cruzaron con Menel, en el aeropuerto de Bucarest, aseguraron que los desplazados de origen africano o árabe "tenían más oportunidad de escapar por Rumania que por Polonia o Hungría, ya que (en estos dos últimos países) no les dejaban entrar". 

Menel continuó con el relato de lo vivido, horas atrás, en el aeropuerto de Bucarest. "Entre estas personas, hablé con una chica siria que me contó cómo ella y su madre escaparon en su momento de Siria y encontraron refugio en Ucrania". Pero pasó el tiempo y la vida de estas personas dio un giro radical que les llevaba de vuelta a lo que habían vivido en su Siria natal. "Esta chica me contó que ella había conseguido rehacer su vida en otro país mientras su madre se quedó a vivir en Ucrania". El destino se había puesto, de nuevo, en su contra "y ayer le tocó volar a Bucarest para recoger a su madre que consiguió escapar de Ucrania hacia Rumania". La mujer (en silla de ruedas) no podía moverse ni hablar "porque se encontraba en estado de shock. Mientras me decía «escapamos de Siria y ahora nos toca volver a escapar de Ucrania» y a mí se me partía el alma".

Menel relata que era incapaz de  encontrar palabras para transmitir lo que sentía en esos momentos. "Tener que estar viviendo esto, a estas alturas significa que somos la peor especie que existe y que nos da igual la historia porque no nos ha servido para aprender absolutamente nada". 

Un relato desgarrador que está joven ceutí de Erasmus en Rumanía ha querido zanjar con un frase de Julio Anguita "malditas sean las guerras y los canallas que las hacen". Para despedirse con un deseo universal: "¡No a la guerra, ni en Ucrania ni en ningún lado!"