MOTíN EN DAROCA

"Si tenemos que matar, mataremos"

El secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Yuste, se encontraba ayer miércoles con el funcionario ceutí de prisiones Juan Cubo. Ambos vivieron hace 23 años unas horas angustiosas en el transcurso del motín protagonizado por un grupo de reclusos en la cárcel zaragozana de Daroca. Yuste y Cubo fueron dos de los secuestrados por los alborotadores. 

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photo_camera El funcionario Juan Cubo (izquierda) y el secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Yuste/ C.A.

“Si tenemos que matar, mataremos”. Joaquín Ángel Zamoro Durán, “El Zamoro”, propalaba a gritos sus intenciones desde una de las ventanas del penal de máxima seguridad de Daroca (Zaragoza). Junto a otros cuatro reclusos, “El Zamoro” acababa de amotinarse y amenazaba con asesinar a los rehenes que había tomado.

El 11 de septiembre de 1992 el ceutí Juan Cubo se encontraba en su centro de trabajo en la prisión zaragozana. Nada advertía de las 27 horas de angustia que iban a sucederse. Cubo también desconocía las terribles circunstancias en las que iba a conocer a Ángel Yuste, el actual secretario general de Instituciones Penitenciarias.

Tras desatarse el motín, el director de la prisión reclamó la ayuda de Cubo para ejercer como mediador con los amotinados. “Yo llevaba mucho tiempo trabajando en Daroca y digamos que me había ganado la confianza de los internos, me respetaban”, recuerda el funcionario.

A través de una pequeña ventana en una habitación, Cubo mantuvo varias conversaciones con los secuestradores. Una llamada de los protagonistas de la revuelta a un teléfono interno anunció al mediador que los amotinados tenían intención de deponer su actitud. Para entonces, el juez de Vigilancia Penitenciaria, Luis Pérez Román, y el por entonces subdirector general de Gestión Penitenciaria, Ángel Yuste, ya se encontraban en la prisión. Ambos, junto a Cubo y otro funcionario entraron en la habitación para cerrar las negociaciones con los presos y poner fin al motín con la liberación de las personas retenidas.

“Lo que sucedió es que nos estaban esperando. Nos retuvieron al juez, a Yuste, a un compañero y a mí. Ellos contaban con que tener en sus manos a dos altos cargos les situaría en una posición de fuerza durante las negociaciones”, narra Cubo.

 

El irreductible “Zamoro”

“El Zamoro” era un preso calificado de peligroso. Irreductible, meses después del episodio de Daroca, el dirigente de la revuelta de Daroca era juzgado en Cádiz por otro motín protagonizado en la prisión de El Puerto I. “Llevo catorce motines y ya se está mascando el siguiente”, le espetó al juez.

Aquel 11 de septiembre de 1992,  los reclusos acababan de comer. Oculto en el tráfago de internos, “El Zamoro” extrajo de su bolsillo un pincho y se dirigió a un funcionario. Con el arma blanca en el cuello del trabajador de la prisión, le arrebató las llaves. Comenzaba uno más de los muchos motines protagonizados por Zamoro Durán desde que ingresara en prisión en 1979. La rebelión carcelaria estaba orquestada por siete reclusos, quienes contaron con las colaboración de otros ocho que no participaron directamente en la revuelta.

“Los amotinados se llevaron a todos los que me acompañaban a la galería, mientras que a mí me retuvieron apenas media hora –prosigue Cubo- Supongo que alguno de los reclusos que me conocía intercedió por mí ante el cabecilla. Y que les era suficiente mantener secuestrados a personajes importantes para ejercer presión”.

El secuestro concluyó de manera abrupta. 27 horas después del comienzo del motín, las fuerzas especiales de la Guardia Civil irrumpían en el centro, liberaban a los rehenes y detenían a los alborotadores. “El Zamoro” resultó herido de bala durante el asalto.

Cubo y Yuste, de visita oficial hoy en Ceuta, se reencontraban ayer miércoles 23 años después de aquellos sucesos.