así es el día a día de las porteadoras que cruzan a ceuta

Una vida a las espaldas

Nayat es una de las miles de porteadoras que de lunes a jueves se desplaza hasta Ceuta desde Tetuán para cargar un bulto de unos 50 kilos por el que recibirá alrededor de 25 euros. Una actividad que, ilegal o no, se está convirtiendo por desgracia en una imagen habitual. 

Montaje porteadoras Custom
photo_camera Porteadoras, cargando los bultos a la espalda, esperando para poder salir de Ceuta y vender la mercancía/ C.A.

Son las cuatro de la mañana y comienza el día para Nayat, una joven de tan solo 30 años que se gana la vida cargando bultos en la frontera de El Tarajal.

Es de noche y Nayat debe abandonar su casa de Tetuán y dejar a sus dos hijos, de dos y cuatro años, con su madre. Sabe a qué hora sale pero no a qué hora regresará y lo más importante si ese día traerá dinero para poder subsistir el resto de la semana.

Después de un largo camino Nayat llega a la frontera y se encuentra con cientos de personas que conoce de vista y que realizan el mismo trabajo que ella.

Pasada la frontera comienza la carrera en busca de un bulto marcado, imprescindible para que la persona que le espera al otro lado de la verja pueda identificarla. Nayat explica que por un bulto grande pueden llegar a pagarle alrededor de los 25 euros pero todo depende de la rapidez con la que entregues la mercancía ya que “cuanto más tiempo pasa menos vale tu fardo”.

Un paquete que le cuelgan a la espalda y del cual desconoce su contenido. Al parecer, a partir de la semana que viene Marruecos va a exigir que los bultos sean transparentes para poder conocer el interior de los mismos.

Nayat asegura que acude al Tarajal de lunes a jueves y que puede llegar a cargar casi 50 kilos, un poco menos de lo que pesa esta joven tetuaní. Cuenta que no le gusta este trabajo pero que lleva más de diez años acudiendo a Ceuta porque no le queda más remedio, “este es el pan de mi familia”. Nayat aprendió este “oficio” de su madre que también era porteadora y a la que acompañó durante mucho tiempo. Su madre ahora vive con ella en casa y no puede salir porque sufre una enfermedad de huesos que le impide caminar, producida, según los médicos, de cargar demasiado peso a lo largo de su vida. La madre de Nayat tan solo tiene 50 años.

Una vez con el bulto a la espalda Nayat comienza un duro camino de vuelta, “ahora llega lo peor, largas colas y achuchones hasta conseguir salir de Ceuta y entrar en Marruecos para que me den mi recompensa”.

Esta joven porteadora reconoce acudir a los polígonos con miedo de sufrir una avalancha ya que conocía a una de las mujeres que en 2009 perdía la vida aplastada en el estrecho paso del Biutz.

Nayat explica, sin poder casi articular palabra debido al peso que lleva, que todas las mujeres se mueven con prisa y desesperación porque si llega la hora de cierre y no han conseguido acceder al país vecino, deben dejar el bulto o pasar la noche en Ceuta, en ambos casos significa no cobrar, “y eso no me lo puedo permitir”. Además, las personas que tarden más en sacar los paquetes y entregarlos a sus receptores tan solo recibirán cinco o diez euros por bulto.

Nayat habla bastante bien el español pero se niega a que conozcan su cara.  Esto le pasa a la mayoría de las porteadoras con las que Ceuta Actualidad ha intentado hablar, aseguran tener miedo, no quieren contar nada acerca de su vida, ni los motivos por los que cargan kilos y kilos sobre sus espaldas.

Nayat ya tiene su bulto, en esta ocasión es algo más voluminoso que otros días, pero asevera estar acostumbrada. “Hoy la jornada acompaña, está nublado y con algo de lluvia eso me ayudará a que mi camino de regreso sea más llevadero”. A pesar de lo duro del trabajo, Nayat se muestra en todo momento optimista, “durante todo el día en lo único que pienso es en el dinero que me van a pagar y que mi familia podrá comer”.

La dura jornada finaliza y Nayat emprende sus pasos hacia la frontera. De nuevo una larga espera para salir. Los nervios se apoderan de las personas que al igual que ella se encuentran en la cola porque se acerca la hora del cierre del paso y pueden quedar atrapadas.

Nayat ha conseguido salir, es jueves, por delante un largo fin de semana ya que el paso de mercancías cierra de viernes a domingo. El lunes comenzará de nuevo la rutina que se resume en una vida a las espaldas.

Perfil de las porteadoras

Las porteadoras no tienen un perfil homogéneo. Suelen tener entre 25 y 50 años, aunque la mayoría aparenten mucho más, con un nivel de estudios muy bajo, casi ninguna sabe ni leer ni escribir.

Muchas de las mujeres que cada mañana acuden a los polígonos proceden de Tetuán, otras provienen del sur de Marruecos que se trasladan a Tetuán para adquirir el pasaporte tetuaní y poder pasar la frontera sin necesidad de visado. Hay mujeres divorciadas, viudas, casadas y cada vez más chicas jóvenes aún solteras. Todas tienen en común ser el único sustento de su unidad familiar. 

El trabajo de las porteadoras se hace necesario ante la falta de una aduana comercial entre Ceuta y Marruecos. La legislación marroquí regula que las personas pueden entrar a su territorio con lo que lleven en su cuerpo. De esta manera, estas mujeres deben cargar con los fardos sobre sus espaldas, pero no pueden utilizar carretillas u otros medios.

Una práctica que para muchos viola los derechos fundamentales de estas mujeres consideradas “mulas de carga”. Sea o no ilegal, ambos países llevan años permitiendo esta actividad que por desgracia se ha convertido en una imagen habitual. 

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