Era 8 de septiembre, jueves, un día de cielos completamente despejados, sólo pasaban unos minutos de la diez de la noche cuando saltaron todas las alarmas: incendio en García Aldave. Rápidamente se activaron los servicios de emergencia. En ese momento nadie preveía que íbamos a vivir el peor incendio de la historia de Ceuta.
El fuerte viento de poniente que soplaba esa noche no facilitó las tareas de extinción. La imagen que se veía desde cualquier punto de la ciudad era dantesca. Las llamas devoraban todo a su paso. El monte se había convertido en una bola de fuego naranja resplandeciente.
La información que íbamos conociendo era cada vez peor. El incendio, con dos focos principales: cerca del CETI y en el mirador de Isabel II, estaba descontrolado. Pánico entre los vecinos de la zona. Comienzan los desalojos de personas y animales.
Los bomberos trabajaron durante toda la noche sin descanso, a la mañana siguiente la pesadilla continuaba y el monte seguía ardiendo. La Unidad Militar de Emergencia (UME) llegaba a la ciudad a primera hora del viernes, horas después un hidroavión se sumó a las tareas de extinción.
48 horas después los bomberos dieron por controlado el incendio. Resultado: 130 hectáreas de García Aldave calcinadas, un 5% de la superficie total de la ciudad. Entre las pérdidas, un 65% de terreno con un alto valor ecológico.
Casi un centenar de personas tuvieron que ser desalojadas de sus viviendas. Afortunadamente, no se produjeron daños personales ni materiales de consideración.
Días después de esta tragedia medioambiental, el Gobierno confirmaba que el incendio había sido intencionado.
Años de lucha contra incendios muy importantes
En los últimos años Ceuta ha tenido que luchar contra incendios muy importantes, el de 1993 estaba en el número uno de los peores de Ceuta. Las llamas arrasaron 90 hectáreas también en García Aldave. Después del incendio del año pasado, éste ha quedado relegado al segundo puesto.
Durante los años de pandemia, los montes también estuvieron de cuarentena, se vivieron años de respiro y recuperación medioambiental.
La última vez que vimos un incendio forestal de grandes dimensiones en Ceuta fue en julio de 2019. Más de 40 hectáreas de superficie de alto valor ecológico ardieron en la zona de Arroyo de Calamocarro y Anyera.
Las llamas obligaron a desalojar a una veintena de familias de casas de la zona y a un centro de internamiento de menores.
Fueron necesarios medios aéreos y la ayuda de la UME para sofocar este incendio.
Justo un año antes, en julio de 2018, un incendio arrasó parte de García Aldave. Una tragedia que se consideró el segundo mayor incendio de la historia de la ciudad al calcinarse 73 hectáreas de monte de un importante valor ecológico.
El incendio provocó que 400 personas tuvieran que ser evacuadas: 200 del Sarao y otras 200 de las viviendas de Cabrerizas. Así como los animales de la Hípica y a los de La Protectora.
Los servicios de emergencias decretaron el nivel de alerta 2 dada la magnitud del incendio.
En esta ocasión, también se necesitaron medios aéreos y la ayuda de la UME. El incendio estuvo activo varios días.
2017 nos dio un pequeño respiro. En septiembre de 2016 fue el Monte Hacho el que quedó invadido por las llamas. Hubo desalojos en Finca Serrán mientras los vecinos de San Amaro y San Antonio temían lo peor. La proximidad de las instalaciones de la Dúcar hizo temer unos daños mayores.
En octubre de 2015 más de 30 hectáreas se calcinaron en el Monte de la Tortuga.
García Aldave, en julio de 2014, volvió a ser pasto de las llamas. El fuego quemó una parte importante de la superficie. La Guardia Civil encontró una sartén vieja calcinada en el lugar, pero no pudo establecer conexión con los hechos.
Después de analizar los últimos incendios que ha sufrido Ceuta sólo podemos dar las gracias a los bomberos por el trabajo realizado y su rápida actuación.
