Un personal insuficiente y en situación laboral precaria, un perímetro exterior vulnerable a las intrusiones y unas instalaciones deficientes son las características con las que un informe elaborado por el sindicato Comisiones Obreras define el estado actual del centro de reforma de menores Punta Blanca.
Un avance de este documento, que el sindicato hará público próximamente, pone en solfa las carencias de las instalaciones, como muy gráficamente expone el secretario general de la sección sindical de la Ciudad, José López: “Punta Blanca no puede ser Alcatraz, claro, pero lo que ocurre es que carece de las condiciones mínimas para ser un centro de reforma”.
La fuga ayer de dos menores del centro, uno de ellos internado como autor del apuñalamiento y muerte de un joven, ha puesto sobre la mesa el viejo debate sobre la capacidad de las instalaciones para desempeñar la función que tiene atribuida. Según el informe del sindicato, las dependencias del Punta Blanca fueron concebidas en los 90 para atender necesidades distintas a las que hoy ha de satisfacer. “Debido a las grandes deficiencias que padece es claramente no apto para la realización de las medidas a cubrir y aconsejan las construcción de otra unidad más acorde con las necesidades que se requieren para la realización de la labor encomendada”, detalla el documento.
El informe cuestiona la dotación de personal asignada al Punta Blanca, que estima incapaz de soportar la carga de trabajo que ha de asumir. Los autores del informe denuncian que el incremento del número de módulos exigido para atender todas las medidas impuestas por los jueces no ha tenido como contrapartida un aumento del número de trabajadores. CCOO asegura que en muchas ocasiones los empleados deben asumir cargas extra de trabajo con la dificultad añadida de desarrollar su labor en un entorno “no seguro”.
Seguridad
El problema de la seguridad también está presente en el dossier que prepara CCOO. Sus redactores califican de “permeable” el perímetro de seguridad que rodea las instalaciones y que, en principio, debe prevenir las fugas y las intrusiones. A juicio de los sindicalistas, esta circunstancia convierte al centro en un lugar vulnerable a las visitas no deseadas que, en la mayoría de los casos, se producen con la intención de hacer llegar a los menores sustancias y objetos no permitidos.
La conclusión contenida en el avance del informe resulta reveladora: “Todo esto convierte lo que debería ser un centro de menores en un pequeño centro penitenciario donde el equipo educativo realiza funciones más propias de empleados de prisiones que las eminentemente educativas”.
Ceuta Actualidad ha querido conocer la opinión de los responsables del departamento de Menores de la Ciudad sin éxito.
