La Avenida Juan Pablo II ha sido escenario de un notable despliegue de trabajadores del Plan de Empleo durante la mañana del viernes. Más de 15 empleados por este servicio de contratación pública acudieron en este tramo, cuya longitud apenas supera los 100 metros, con el objetivo de renovar las flores y ornamentos de los maceteros que dividen las direcciones de la vía.
A simple vista, podría parecer un esfuerzo excesivo para una tarea que, en esencia, consiste en adaptar la jardinería a las condiciones climáticas del otoño e invierno. Sin embargo, lo que también puede llamar la atención entre la ciudadanía es el contraste de esta acción con la situación en las barriadas periféricas.
En dichas zonas, las jardineras a menudo lucen vacías, sin rastro de flores, y los bordillos de las calles se asemejan más a pequeños bosques que a aceras urbanas debido a la falta de mantenimiento. La limpieza y el cuidado de estas áreas parecen haber quedado en segundo plano, generando un agravio comparativo evidente.
La pregunta que surge es si este despliegue, que bien podría considerarse desproporcionado para una sola avenida, no podría redistribuirse de manera más equitativa. Las barriadas periféricas, con sus aceras descuidadas y jardineras vacías, también merecen atención y cuidado.