La falta de conciencia ambiental en Ceuta: un problema cívico

Hay ciudades que han logrado mejorar su gestión de los residuos y su conciencia ambiental. En este artículo te contamos cómo lo han hecho y por qué Ceuta debería seguir su ejemplo para cuidar de sus montes y sus costas

 

NeumaticOut en Ceuta

En la sociedad española es habitual gestionar mal la culpa. Además, tenemos la fortuna de vivir en una democracia y poder elegir a las personas a las que delegamos la responsabilidad pública, lo que quizá nos haga más fácil eludir el examen de conciencia que esta España evasiva trata de evitar. Sin embargo, no siempre es posible, y hay situaciones en las que la ciudadanía, obligada a actuar de una determinada manera, desobedece el mandato más por capricho que por falta de alternativas. Un ejemplo de ello son nuestros montes y nuestras costas, donde basta un paseo para observar envoltorios, botellas, latas y otros plásticos, cuyo depósito no tiene otra explicación que la falta de conciencia ambiental.  

Este problema cívico afecta a la calidad de vida y al patrimonio natural de Ceuta. La basura que se acumula en las playas supone un grave riesgo para la salud y el bienestar tanto de los seres humanos como de la vida silvestre, ya que los animales pueden confundir el plástico con alimentos, lo que puede provocar obstrucciones e incluso la muerte. Además, la falta de prácticas de reciclaje en Ceuta implica que se estén desperdiciando recursos valiosos y terminando en vertederos, donde tardan cientos de años en descomponerse. Para salir del síndrome de Crusoe, al mediar un estrecho con el siguiente municipio con costa español, se proporcionan algunos ejemplos: 

  • Flandes, en Bélgica: posee el crecimiento en la recuperación de los residuos más alto de Europa, pasando de casi cero en 1980 a más del 70% en 2013. Esta región ha logrado este hito gracias a una combinación de medidas como la implantación de un sistema de pago por generación de residuos, la ampliación de la recogida selectiva a más fracciones, la inversión en infraestructuras de tratamiento, la promoción de la economía circular y la participación ciudadana. 
  • Barcelona: es una de las ciudades españolas más comprometidas con el medio ambiente, con iniciativas como el Plan Clima 2018-2030, que busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 45% y aumentar la resiliencia frente al cambio climático. También destaca por su apuesta por la movilidad sostenible, con una red de transporte público eficiente, carriles bici, zonas de bajas emisiones y vehículos eléctricos. 
  • San Sebastián, una ciudad de entre 50.000 y 200.000 habitantes con mucha basura en sus playas, que ha logrado revertir la situación en los últimos años. La ciudad ha apostado por la prevención y la reducción de los residuos, mediante la implantación de un sistema de recogida puerta a puerta, la promoción del compostaje doméstico y comunitario, la instalación de máquinas de retorno de envases y la organización de eventos y actividades de concienciación ambiental. Gracias a estas medidas, la ciudad ha conseguido aumentar la tasa de reciclaje al 60% y disminuir la generación de residuos por habitante en un 20%. 

No por usual es menos urgente la necesidad de tomar medidas drásticas, como la imposición de sanciones a quienes no cumplan con la regulación sobre contaminación, así como la educación de la ciudadanía sobre la importancia de la gestión adecuada de los residuos. Además, la ciudad debe implementar un sistema de recogida selectiva eficiente, que facilite la separación de los residuos en origen y su posterior tratamiento. El bolsillo a veces es la mejor presión cuando la voluntad no nace de dentro y no solo a la hora de la multa sino del incentivo, como podría ser el pago por la recuperación de los envases. 

La falta de conciencia ambienta es un problema cívico que tiene una afectación trasversal al perjudicar los esfuerzos de los contribuyentes en materias como turismo, limpieza, reciclaje y sanidad. La costumbre y la resignación no son sustento para la inacción. Esta es una de las materias que tanto el Gobierno como la oposición, de la mano de la sociedad civil, deben abordar en la legislatura autonómica.