Las y los crocheteros han acudido a la cita de la primera edición que se celebra en Ceuta del Día Mundial de Tejer en Público, a las diez de la mañana y diez minutos después ya no cabía un alfiler, nunca mejor dicho. La organización ha tenido que solicitar a la Consejería de Cultura que llevara más sillas y mesas para poder acomodar a todos los participantes, de todas las edades y, también, sexos, porque el placer de tejer, ya sea con una aguja o con dos, es para todos los públicos.
Jóvenes y no tanto, mujeres y hombres, porque tejer también es cosa de hombres, como Juan, que el año pasado aprendió la técnica del crochet en el IES Clara Campoamor, gracias a LaCuentaPuntos y a la iniciativa que durante los cursos de la 'pandemia' se llevó a cabo en el centro educativo y que ya este curso se ha perdido.
Hacer punto es relajante y ha quedado demostrado que es una afición que 'engancha' que, además, sirve para hacer nuevas amistades como se ha puesto de manifiesto en la actividad promovida por Mercería Luis, situada en la cale Beatriz de Silva, y Lanas Katia, en las Puertas del Campo. Antonio Noya y Mari Naranjo se mostraban satisfechos y sorprendidos por el poder de convocatoria que ha tenido la actividad.
Quien se maneje en redes sociales, es conocedor del gran auge de esta afición, sobre todo desde la pandemia. Miles de cuentas de todo el mundo suben sus creaciones, enseñan como crearlas y animan a otros a dejar volar su fantasía entre hilos y agujas, porque tejer, se teje en el tren, en el metro, en el barco... en cualquier parte, sin complejos, porque tejer está de moda.
Como promotores de la iniciativa, Antonio y Mari apuntan que está no será la primera y última vez que se organice algo similar. Antonio, de Mercería Luis, desliza que, pese al "follón" que supone poner en marcha eventos de este tipo, "pronto" habrá otro evento de similares características, para el que, tanto Antonio como Mari, esperan que se impliquen los y las crocheteras y para el que confían se implique, algo más, la Ciudad.
Pero esta no es la única demanda de los participantes en este evento, sin apenas presupuestos más que unos cientos de euros en material que han corrido a cargo de los organizadores. Algunas crocheteras piden a la Ciudad que vuelva a poner en marcha el mercadillo que se celebraba en la plaza Nelson Mandela, para así poder poner a la venta "las creaciones que salen de nuestras manos". Un mercadillo que se despidió sin motivos y del que jamás se volvió a saber nada.
