el edificio CONTINÚA SIN REHABILITARSE A PESAR DE LOS COMPROMISOS ASUMIDOS

El Fuerte de San Amaro, un ejemplo del estado de melancolía en el que se halla el patrimonio histórico local

La Consejería de Cultura reconoce que las condiciones de conservación de buena parte del patrimonio histórico ceutí están lejos de ser las ideales. Con todo, mantiene que existen proyectos que, aunque sin un presupuesto confirmado, podrán comenzar a impulsarse en los próximos meses.

Estado actual del Fuerte de San Amaro (C.A.)
photo_camera Estado actual del Fuerte de San Amaro (C.A.)

El Fuerte de San Amaro, una construcción militar construida a comienzos del siglo XVII, encarna la melancolía , cuando no el abandono más absoluto, a la que ha sido condenado el patrimonio histórico ceutí. El Ministerio de Defensa, propietario de ésta y de un largo catálogo de edificaciones de carácter histórico, formalizó en su día una concesión demanial a la Ciudad, que asumió el compromiso acometer su rehabilitación.

Un incendio en su interior en diciembre de 2015 sacó a la luz su alarmante deterioro. Apenas un mes más tarde, el consejero de Fomento, Néstor García, anunciaba que el inmueble sería restaurado. Aquel proyecto nunca se puso en marcha.

Las autoridades municipales consideran que estas construcciones constituyen una carga para el Ministerio de Defensa, que trata de que, finalmente, acaben en manos de la Ciudad para eludir la obligación de su mantenimiento. “Rehabilitar patrimonio histórico es lo más caro”, advierte el consejero de Cultura, Javier Celaya.

El titular del área de Cultura reconoce que las condiciones de conservación de buena parte del patrimonio histórico ceutí están lejos de ser las ideales. Con todo, Celaya insiste que en que existen proyectos que, aunque sin un presupuesto confirmado, podrán comenzar a impulsarse en los próximos meses.

La Ciudad negocia con el Ministerio de Fomento, del que ya ha arrancado un compromiso de colaboración, para impulsar los trabajos de rehabilitación del Baluarte de La Bandera, en las Murallas Reales, y del Almacén de Abastos, un edificio militar que data del siglo XVIII.

“No se trata sólo de rehabilitar los inmuebles sino de darles también un uso sostenible”, explica Celaya. Así, el Baluarte de La Bandera se convertiría en la sede del centro de interpretación de las Murallas Reales, mientras que el Almacén de Abastos cedería su espacio para albergar un museo militar y los archivos de la Ciudad.

La Ciudad ya ideó usos sostenibles para el Fuerte de San Amaro que no llegaron a materializarse -una escuela taller gestionada por la UGT e, incluso, la sede de la Escuela de Artes. La postergación indefinida de las obras de rehabilitación hacía ocioso plantear ningún tipo de uso futuro.

La Consejería de Cultura también ha planteado una petición a la Administración Central, al amparo del 1,5% cultural, para concluir la última fase de restauración de las Murallas Merinidas.

En la relación de actuaciones pendientes, Celaya cita la restauración del Castillo del Sarchal, de los fortines neomedievales del campo exterior y del Baluarte de Santa Ana, en las Murallas Reales.

“Proyectos e ideas hay muchos, lo que no hay es un presupuesto fuerte para sacarlo todo delante de golpe”, lamenta el consejero.