La Aduana Comercial se ubicará en pleno Tarajal con vista a otras localizaciones cuando se consolide

Madrid no baraja una fecha exacta, aunque sitúa su puesta en funcionamiento en un horizonte a corto-medio plazo.

Frontera

La maquinaria para conformar una Aduana Comercial entre Ceuta y Marruecos está en marcha. El anuncio del presidente del Gobierno tras su visita a Rabat ha estado rodeado de especulación, que ya el propio Sánchez intentó aplacar el pasado junio en sede parlamentaria. Para la Administración General del Estado no hay margen de dudas. Se está trabajando en la Comisión Técnica constituida el pasado abril y la intención es que sea una realidad en un corto- medio plazo de tiempo.

Sin lanzarse a situar una fecha exacta en el horizonte, desde la Delegación del Gobierno insisten en lo añadido: “Se pide discreción y se está trabajando sobre ese acuerdo firme con un claro objetivo: tener la infraestructura y personal en una aduana que que va arrancar de forma gradual en un espacio de tiempo próximo”.

Más claro está el modelo que empezará a funcionar. El de una aduana con carácter “regional” de intercambio de mercancías entre dos ciudades fronterizas. Por ello, la ubicación de las futuras infraestructuras se ha decidido en pleno Tarajal, “donde ahora se realiza el control fiscal de aduanas”. Requerirá, y en ello ya se trabaja, adecuar las instalaciones, ampliarlas y mejorarlas, así como habilitar un carril específico con horarios, itinerarios, etc. Unos trabajos con menos dilación y que cuadran en esos plazos más próximos que barajan las administraciones de ambos países. “La intención es que cuando se cierren por completo los acuerdos, las obras estén finalizadas”. Para no incurrir en lo acontecido con la reapertura de la frontera.

Si bien el Gobierno de la Ciudad había propuesto las naves del Tarajal como espacio para acoger el punto de Inspección Fiscal o, incluso, se había barajado la posibilidad de constituir la Aduana en este espacio aledaño a la frontera. De momento, aunque está ubicación se presenta como idónea, está descartada. “Puede ser un futuro emplazamiento cuando se consolide. Pero tiempo al tiempo. Primero tiene que empezar a funcionar”, señalan desde la institución que dirige Salvadora Mateos.

La instalación de una aduana comercial en Ceuta, y la reactivación del puesto de Melilla, cerrado en 2018, son dos de los puntos más importantes de la declaración conjunta firmada entre Madrid y Rabat. Su puesta en marcha implica el respeto del reino alauita sobre la soberanía de las dos ciudades autónomas, como bien ha destacado la prensa del país vecino. Pero no solo eso, como bien recogía el compromiso entre ambos países, y vuelven a remarcar desde Delegación, es el mecanismo idóneo de lucha contra el contrabando. “Supone replantear una situación que lleva años funcionando mal y que ha perturbado, entre otras, el régimen de viajeros hasta el mayor de los abusos”. Se trata, por tanto, de normalizar y regularizar una situación viciada que se instauró en la normalidad, “y poner fin a un problema muy largo porque, que nadie llegue a pensar que con la aduana regresará el porteo o los métodos que hasta hace poco funcionaban”.

Implicará, asimismo, una interesante fuente de ingresos para la ciudad a través de la recaudación sobre los productos comerciales. Como ejemplo, la Aduana de Melilla hasta 2017 -un año antes de su cierre-, percibía  40 millones de euros anuales sobre los productos que entraban del país vecino.

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