Un mes después

Este jueves se cumple un mes del inicio de la crisis fronteriza con Marruecos. Aquellos acontecimientos han hecho mudar todas las certezas que hasta entonces existían sobre los límites de las relaciones hispano-marroquíes en el debate insistentemente sostenido por Rabat sobre Ceuta y Melilla.

Militares desplegados en la playa de El Tarajal (C.A.) CRISIS MIGRANTES
photo_camera Militares desplegados en la playa de El Tarajal (C.A./ARCHIVO)

Hace apenas un mes que se iniciaron los hechos más graves que se han registrado contra la seguridad de Ceuta en la reciente historia de la ciudad. El 17 de mayo, centenares de personas procedentes del país vecino, que pronto se convertirían en miles, traspasaron los límites de la frontera para entrar en tropel en España.

Aquellos acontecimientos han hecho mudar todas las certezas que hasta entonces existían acerca de cuáles eran los límites de las relaciones hispano-marroquíes en el debate insistentemente sostenido por Rabat sobre Ceuta y Melilla.

Un mes después, las autoridades españolas se encuentran enfrentadas a un problema migratorio de enormes dimensiones, con la obligación de atender a un millar de menores marroquíes y un incremento de la presencia de extranjeros que pueden sumar otros 2.000 adultos, aun cuando esta es una cifra que aún no se puede precisar con exactitud.

Marruecos mantiene vivo un conflicto que nació como un órdago a España para forzarle al reconocimiento de su soberanía sobre el Sáhara Occidental, una estrategia que, a juzgar por los resultados, no ha obtenido éxito alguno. Rabat pone todo tipo de trabas a la repatriación de sus nacionales, incluso de aquellos menores que legalmente podrían ser retornados con sus familias. Una actitud que no servirá para disuadir al Gobierno español de adoptar una serie de medidas de respuesta que ya se han esbozado.

 

Cambios

El secretario de Estado de Asuntos Europeos, Juan González-Barba, anunciaba en una reciente visita a Ceuta que el Gobierno sopesaba “muy seriamente” suspender la excepción al Tratado Schengen que permite a los residentes en las provincias marroquíes limítrofes a las dos ciudades autónomas entrar en ellas sin visado. Un planteamiento que no disgusta al Gobierno de la Ciudad, que ya lo ha planteado en anteriores ocasiones, aunque sí inquieta a los empresarios locales, que temen por la pérdida de la clientela marroquí de los establecimientos comerciales y de hostelería y restauración.

La crisis también ha acelerado el debate largo tiempo enquistado del ingreso de Ceuta en la Unión Aduanera, un proceso que siempre ha resultado controvertido por la falta de precisión acerca de cuáles serían las consecuencias reales de la incorporación de la ciudad a este acuerdo europeo para la economía local.

Otra de las cosas que podrían cambiar atañe a la presencia material de la Unión Europea en Ceuta y Melilla a través de los agentes de fronteras de Frontex. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, reconocía este miércoles defendía esta posibilidad como “una opción que está sobre la mesa”.

El Gobierno también ha prometido un replanteamiento del modelo económico de la ciudad, estimulado por los fondos europeos de recuperación que la Unión Europea hará llegar a los países socios para enfrentar las consecuencias derivadas de la pandemia del coronavirus.

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