más de 1.000 migrantes han entrado en la ciudad en saltos masivos este año

Una frontera en evidencia

El incidente registrado en la madrugada del pasado lunes en el paso fronterizo de El Tarajal, que se saldó con la entrada de 187 migrantes subsaharianos en la ciudad, ha puesto en cuestión la solidez de una frontera que se presume de interés estratégico para España. 

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photo_camera Fuerzas policiales desplegadas a lo largo de un tramo de la valla fronteriza (C.A./ARCHIVO)

Los migrantes han protagonizado cuatro entradas masivas a través de la frontera con Marruecos desde el pasado mes de febrero. El grupo de 187 jóvenes que en la madrugada del lunes atravesaba a la carrera el paso fronterizo de El Tarajal elevaba a 1.100 el número de extranjeros que han logrado acceder irregularmente este año a territorio español en una acción multitudinaria.

El fallo de seguridad al que la Delegación del Gobierno ha atribuido el insólito episodio vivido en el paso de El Tarajal revela la falta de medios de los cuerpos de seguridad y la vulnerabilidad de una frontera internacional sensible para los intereses de España.

Hasta la fecha, la política del Gobierno español frente al fenómeno migratorio ha consistido en anunciar mayor presión en el perímetro fronterizo y medios de contención más eficaces en el vallado, compromisos que, en la mayoría de las ocasiones, tampoco han acabado de cumplirse. En todo caso, ni una palabra de estrategias de integración, asilo y ordenación de los flujos procedentes del África subsahariana.

Un ejemplo de esta actitud lo constituyen las iniciativas que el secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, compartió el pasado junio con el delegado del Gobierno en Ceuta, Nicolás Fernández Cucurull, en el transcurso de la reunión que ambos mantuvieron en Madrid. Nieto avanzó que en los próximos meses se acometería la sustitución del sistema de videovigilancia en el perímetro, se reforzaría la malla, las puertas y los cerrojos del vallado e, incluso, se sopesaría el uso de drones para vigilar desde el aire los movimientos de intrusos. Ésta última medida ya ha sido descartada por los técnicos.

Fernández Cucurull reveló entonces que la Secretaría de Estado se encontraba elaborando una “revisión” de las plantillas de la Guardia Civil y la Policía Nacional destacadas en Ceuta con el fin de determinar el grado de cumplimiento de los servicios que estos cuerpos tienen encomendados.

Lo cierto, es que los sindicatos y las asociaciones policiales continúan demandando una dotación de agentes más numerosa para afrontar los retos que implica el servicio en la frontera.

 

El Tarajal

El episodio del lunes no ha hecho más que poner en evidencia las deficiencias estructurales de la frontera. El paso oficial, cuya capacidad para absorber los tráficos de transeúntes entre ambos países es permanentemente puesta en cuestión, se vio, de improviso, azotado por un incidente que hasta ahora había tenido por escenario exclusivo el perímetro fronterizo. El carácter excepcional del suceso no esconde la obsolescencia de una frontera que está lejos de las exigencias que se presumen a un paso internacional de la relevancia que el de Ceuta tiene para España y Europa.

Más allá, el incidente de los 187 vuelve a sembrar dudas sobre el estado de la cooperación entre España y Marruecos. La facilidad con la que los migrantes superaron los controles marroquíes para sorprender a Policía Nacional ha generado estupefacción entre las autoridades españoles, cuya única explicación al incidente ha sido reconocer la existencia de un “fallo” cuya naturaleza intentarán determinar.

La situación resucita la acusación de utilización estratégica de los flujos migratorios que, en no pocas ocasiones, se ha formulado contra Marruecos. El pasado marzo, el exembajador de España en el país vecino y exdirector del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Jorge Dezcallar, remitía a esta idea en unas declaraciones públicas en las que comentaba los dos saltos a la valla que se habían registrado en Ceuta en los días previos.  “El dato interesante de estos dos ‘asaltos’ a la valla de Ceuta es el del momento en el que se producen, que me hace pensar que Marruecos los ha permitido (o al menos ha decidido hacer la vista gorda)”, aseguró entonces.