El eco de la crisis de la sanidad pública ceutí trasciende los límites de la ciudad

La situación crítica del sistema sanitario en Ceuta, que encuentra en la falta de médicos su principal carencia, llegaba esta semana al debate de investidura celebrado en el Congreso

hospital universitario
photo_camera Hospital Universitario de Ceuta (C.A.)

Una referencia a las listas de espera en Ceuta del Instituto de Gestión Sanitaria (Ingesa) durante el debate de investidura del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, daba cuenta este miércoles del eco que la precaria situación que vive la sanidad en la ciudad ha alcanzado en el resto del país. La referencia, breve, aparecía incluida en la intervención con la que el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, trataba de cuestionar la gestión del Ejecutivo de Sánchez durante la pasada legislatura.

Que el debate sobre lo que ocurre en Ceuta haya trascendido los límites de la ciudad para llegar al Congreso de los Diputados da una idea del momento crítico que vive un servicio esencial como la sanidad pública.

La cara más notoria de la crisis de la sanidad ceutí la ofrecen, a diario, las quejas por la insuficiente nómina de médicos disponibles para atender las necesidades del sistema. Estas carencias se hacen evidentes a los usuarios. Quien haya acudido estas últimas semanas al Hospital Universitario para solicitar una cita con Traumatología puede verificarlo. En este caso, la espera para ser atendido se prolonga durante meses. «Están viendo las citas solicitadas el pasado noviembre», informa el personal administrativo.

Los instrumentos administrativos para poner fin a esta situación crítica están activados. En la práctica, la contratación de nuevos médicos y, sobre todo, la tarea de evitar la diáspora de los que ya trabajan en la sanidad pública ceutí se han convertido en un quebradero de cabeza para los gestores del sistema.

Concentración de médicos a la puerta del Hospital Universitario (C.A.)
Concentración de médicos a la puerta del Hospital Universitario (C.A.)

El pasado marzo se publicaba en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el Real Decreto de Organización y Funcionamiento del Ingesa por el que se otorgaba a los  puestos de trabajo de la sanidad pública en Ceuta y Melilla la consideración de « difícil cobertura». Este reconocimiento habilita a la dirección de Ingesa para establecer las medidas necesarias para incentivar la contratación de personal en estos puestos. Ya el pasado junio, y una vez conocidas las disponibilidades financieras, el Ministerio de Sanidad dio instrucciones a las direcciones territoriales de las dos ciudades autónomas para que ejecutasen el refuerzo necesario en el número de profesionales de sus plantillas orgánicas. De momento, ni estas directivas ni la nueva norma han servido para acabar con el problema de fondo.

Según datos correspondientes al pasado año, Ceuta tiene la segunda tasa más baja de España de médicos colegiados. El Instituto Nacional de Estadística (INE) señala que en 2022 se contabilizaron 4,40 médicos por cada 1.000 habitantes, solo por detrás de Melilla, que acreditó una tasa de 3,86 médicos. Estas cifras quedan lejos de las registradas en Aragón (7,33), Madrid (7,21) o Asturias (7,14).

El Sindicato Médico de Ceuta (SMC) protagoniza desde marzo una huelga jalonada por concentraciones y declaraciones contra la gestión de Ingesa en las dos ciudades autónomas. La organización sindical ha reclamado reiteradamente la necesidad de convertir Ceuta y Melilla en dos destinos profesionales atractivos para los médicos.  Y es que la cobertura de las plazas de especialistas se ha convertido desde hace años en un carrusel: resulta difícil atraer a los de fuera y no menos complejo retener a los que ya están.

Desde que comenzó, el año el ir y venir de médicos ha caracterizado la confección de las plantillas de Ingesa. Para muestra, un botón.

En marzo, el Hospital Universitario perdió a unos de sus traumatólogos y a un cirujano. En un mismo día mayo, Ingesa anunciaba la contratación de un intensivista para la UCI hospitalaria y el SMC denunciaba la pérdida de un profesional en ese puesto. Ese mismo mes, abandonaba el Hospital una ginecóloga. Llegado junio, las autoridades sanitarias hacían públicas las contrataciones de una ginecóloga, un médico de UCI, un facultativo de Urgencias y un cirujano. A finales de ese mes, los sindicalistas aseguraban que Ceuta se quedaba sin los dos traumatólogos que estaba previsto que se incorporasen a la plantilla del Hospital. El centro abría sus puertas en septiembre a dos neurólogas y un intensivista. Este mes de noviembre, se daban de baja una endocrina y una médica de Urgencias, al tiempo que aterrizaban en el centro de Loma Colmenar dos especialistas de Digestivo… Un no parar.

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