El Golpe de Estado en Níger sitúa a África en el escenario prebélico de 1936

Los sucesos acaecidos generan una gran preocupación global

Inmigrantes subsaharianos (Archivo)
photo_camera Inmigrantes subsaharianos (Archivo)

Aunque pueda parecernos un país lejano, Níger es África como Ceuta es África, y los ceutíes sabemos que todo lo que suceda en nuestro continente puede acabar afectándonos a nosotros. Níger es un país sin litoral de África Occidental que limita con siete países, entre ellos Libia, Nigeria y Chad. Su superficie de 1.267.000 km2 y su población de 19 millones de habitantes, siendo su ciudad más poblada su capital, Niamey. Siendo su moneda el franco CFA, Níger presenta una diversidad de lenguas e idiomas, siendo oficial el francés aunque se hablan otras como el hause, el songai y el árabe.

Níger es uno de los principales productores de uranio del mundo, elemento indispensable para la fabricación de armas nucleares, incluidas las llamadas bombas sucias que todos tememos puedan usarse para un atentado e incluso existe una dependencia de Europa para el mantenimiento del nuestras centrales nucleares de uso civil, como ya ha recordado la Comunidad Europea de la Energía Atómica, siendo que el uranio nigerino representa una cuarta parte de las importaciones de Europa para para estos fines. El islam es la religión predominante y se practica en un 80% de la población, mientras el cristianismo y las religiones tradicionales africanas también se practican en el país.

Dicho esto, el Golpe de Estado en Níger debería preocuparnos más que la Guerra de Ucrania. El pasado 26 de julio, la Guardia Presencial retuvo al Presidente de la nación, Mohamed Bazoum, dentro del palacio presidencial en Niamey. La guardia también bloqueó las entradas a los ministerios del gobierno en un posible en un intento de golpe que hasta la fecha ha resultado exitoso, siendo éste sustituido por una junta militar. Después del mismo, la comunidad internacional y los gobiernos de EEUU y Francia han condenado la acción y han pedido la puesta en libertad del presidente y su familia. De otro lado, la Junta Militar, que ha tomado el poder en Níger, ha criticado la gestión antiterrorista y la falta de colaboración con los regímenes castrenses de Mali y Burkina Faso.

Hay que tener prudencia. Se desconoce la situación del presidente detenido y Rusia es el principal exportador de armas en el continente, lo que nos hace tener especial atención a los movimientos rusos, que sufre además una propia crisis con la escalada de la tensión en su guerra con Ucrania.

Mientras tanto, el general golpista Abdourahamane Tchiani, líder de la junta militar que ha tomado el poder, critica la falta de colaboración antiterrorista de Mali y Burkina faso. Los gobiernos de estos países han avisado a la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) de que una posible intervención militar en Níger sería considerada como una declaración de guerra contra ellos. Por otro lado, la diplomacia de Argelia ha defendido el uso de “medios pacíficos que eviten al hermano Níger y a la región en su conjunto una escalada de inseguridad y estabilidad y prevenir a nuestros pueblos más adversidades y tragedias”.

Este evento, que nos sitúa en un escenario de pre guerra, puede recordarnos al Golpe de Estado y posterior Guerra Civil de 1936 por las tensiones políticas y sociales que ha generado en Níger y en la región del Sahel. La situación en Níger es compleja y delicada, ya que el país se enfrenta a múltiples desafíos: la pobreza, el cambio climático, la inseguridad alimentaria, la violencia extremista y el tráfico de personas y drogas. El golpe que derrocó al presidente electo Mohamed Bazoum, ha agravado aún más la crisis y ha puesto en riesgo la estabilidad democrática y la paz social.

La comunidad internacional ha condenado el golpe y ha pedido el restablecimiento del orden constitucional y el respeto de los derechos humanos. El golpe también ha tenido repercusiones en los países vecinos del Sahel, que comparten con Níger problemas similares y que forman parte de la coalición militar contra el terrorismo en la región. La inestabilidad en Níger podría afectar a la seguridad y al desarrollo de todo el Sahel, una zona estratégica para Europa y el mundo. Por eso, es necesario que se busquen soluciones políticas e inclusivas que garanticen la convivencia pacífica y el progreso de Níger y de su entorno.

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