La espera no ha merecido la pena. Como el estreno de una película mediocre, ha sido más interesante el debate alrededor del acuerdo entre Junts y el PSOE que el acuerdo mismo. Tras semanas de negociación, a 9 de noviembre de 2023, se ha firmado en Bruselas los cuatro folios para una legislatura. Las primeras reacciones, desde la satisfacción de Sumar por la formación de un gobierno progresista hasta la de la ultraderecha regurgitando el fantasma del “golpismo”.
El texto trasladado al público sitúa como antecedentes los hechos acaecidos en la sociedad catalana desde la Sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña de 2010 hasta la celebración del referéndum ilegal en esta Comunidad Autónoma en octubre de 2017. Llama la atención el brevísimo repaso sobre los acontecimientos judiciales posteriores dado el peso que para este pacto ha tenido la amnistía, siendo lo más interesante del mismo la mención expresa del recorrido internacional y por Organizaciones Internacionales de la Sentencia del Tribunal Supremo.
El desarrollo del acuerdo parte de la comprobación por ambos partidos de “la oportunidad histórica” para superar esta etapa a través de la negociación. El objetivo es la construcción de un nuevo marco político para Cataluña que garantice la convivencia y el respeto a las instituciones.
El acuerdo se estructura en torno a cinco puntos principales:
- La Ley de Amnistía, que debe incluir “tanto a los responsables y ciudadanos que, antes y después de la consulta de 2014 y del referéndum de 2017, han sido objeto de decisiones o procesos judiciales vinculados a estos eventos”
- La metodología de la negociación
- El ámbito de la misma
- La investidura de Pedro Sánchez
- La estabilidad de la legislatura
El acuerdo Junts-PSOE es un pacto de mínimos que deja muchas cuestiones en el aire. En particular, el punto sobre el referéndum de autodeterminación es el más ambiguo y el que más debate puede suscitar una vez se supere a nivel mediático la Ley de Amnistía.
Parece que las dos formaciones son conscientes de la incomodidad que causa esta negociación entre sus votantes y han querido limitar los daños, aunque se aprecia una descompensación del PSOE hacia Junts que necesitará de mucha pedagogía, o argumentario, para que los simpatizantes socialistas de otras Comunidades Autónomas puedan aceptar cuestiones tan ásperas como la financiación autonómica situada en una relación simétrica entre un partido de Gobierno y una formación que no gobierna en Cataluña y que cuenta con 7 escaños como representación parlamentaria.
El acuerdo entre Junts-PSOE es suficientemente vago como para no cumplir las expectativas generadas e indeterminado como para dejar a la imaginación aspectos claves del desarrollo de este durante la legislatura. La contestación en las calles, que esperamos sea pacífica, será el primer puso que Pedro Sánchez deberá enfrentar en las próximas semanas. Sin embargo, de la lectura del mismo, surgen dudas más allá de la amnistía que parece marcarán el ritmo de la legislatura.
