Ceuta, con otros ojos

Ceuta, vista con los ojos de Lidia Romanova

De Rusia a Ceuta con y por amor. Esta rusa llegó a España en situación irregular y, tras más de 20 años, en unos días se le concederá la nacionalidad en la ciudad que la ha acogido y de la que destaca su «tolerancia»

Lidia Romanova
photo_camera Lidia Romanova

Lidia Romanova es una rusa residente en Ceuta desde hace dos años y, en breve, en la ciudad recibirá la nacionalidad española, tras más de 20 años viviendo en España. Está enamorada del clima y de las vistas de Ceuta. Adora pasear por la playa de La Ribera con su perra, pero lo que más le «encanta» de Ceuta es «la tolerancia». 

Lidia nació en Istra, una ciudad a unos 50 kilómetros de Moscú y a los 24 años, hace más de 20, decidió dejar todo lo que tenía en Rusia para «mejorar» con destino a «Europa», en concreto a España.

Con un único vinculo hacia el país, una amiga del colegio que vivía en Málaga y sin conocer el idioma, Lidia emprendió una aventura que años más tarde la traería a Ceuta. «Sólo sabía decir 'hola' y 'no pasarán' de las películas», apunta esta rusa de ojos claros que expresan más que sus palabras, pese a que su español está a años luz de aquel «hola» con el que llegó a España.

Los motivos para emprender esa aventura, casi a ciegas, como una inmigrante irregular, eran los de muchos que dejan los lugares que les vieron nacer: la precaria situación económica y la inseguridad por la delincuencia en las que estaba envuelta Rusia a principios del siglo XXI. «Necesitaba avanzar» apunta Lidia, «no sólo por la situación económica. Por dentro, algo te pide avanzar». 

En Málaga, sin dominar el idioma y sin haber completado sus estudios superiores de Turismo, Lidia sólo encontró trabajos en precario como limpiadora. Pero su afán por mejorar le llevó a realizar un curso de estética y, no sin mucho sacrificio, consiguió su propósito: «mejorar». Pero no se iba a quedar ahí esa mejora y decidió, tras unos años como esteticista, dar un nuevo giro a su vida. «Sabía que puedes avanzar estudiando» y eso hizo, estudiar un grado de auxiliar de enfermería. Conseguido el título, trabajó para lo que se había formado, «una experiencia que me encantó» pero perdió a casi toda la clientela de estética porque no podía compaginar los estudios con el trabajo, pero «valió la pena».

Ceuta y la tolerancia

Si hay una palabra con la que Lidia define Ceuta es la «tolerancia», que ve y respira y que le «encanta» porque para esta rusa «si un pueblo pone en práctica la tolerancia, avanza como sociedad» porque sin tolerancia «se cría odio y eso explota en la cara, como le ha pasado a Putin».

La última parada de Lidia ha sido Ceuta, a donde llegó en 2021, en plena crisis migratoria y lo hizo, como muchas cosas en la vida, por amor. «Mi pareja es maestro y le destinaron a Ceuta» y Ceuta y su pareja, le han dado una oportunidad más para seguir avanzando. Ahora no trabaja ya que está preparando una oposición.

Cuando cruzaba el Estrecho, Lidia pensaba que Ceuta era «una cosa fea, no sé porqué y luego me llevé una impresión muy buena. Es preciosa» indica Lidia con una gran sonrisa en sus ojos. Tenía claro que iba a encontrar muchas personas de Marruecos «era lo único que sabía» y como, su llegada coincidió con la entrada masiva de inmigrantes en mayo de 2021, se topó con una realidad que desconocía, «personas durmiendo en la calle». Pero lejos de sentir fobia, Lidia empatizó con la situación. «Entiendo a estas personas», enfatiza, apuntando que «si yo fuera de 'otro mundo' igual hubiera visto la situación con otra mirada, pero quieren avanzar, como yo», lo dice una inmigrante que llegó a España en situación irregular y que renunció a todo lo que tenía en su país para lanzarse a una aventura sin paracaídas.

Pero las palabras pueden ser sólo eso, pero Lidia y su pareja albergan la esperanza de convertir a Ceuta en su residencia definitiva. «Si apruebo las oposiciones, espero poder quedarme en Ceuta» apunta con los ojos llenos de esperanza e ilusión.

Añoranza

Desde la llegada de Lidia a España sólo ha vuelto a Rusia una vez. «Siempre echas de menos tu país» y, ya en situación regular, viajó a Rusia con la idea de quedarse pero, tras el tiempo trascurrido, «yo era otra porque, a pesar de que en España no sentía que estaba en casa, en Rusia, tampoco. No encajaba en ningún sitio». Lidia Romanova había cambiado y más a raíz de la guerra con Ucrania. «Me he dado cuenta que los 20 años en España me han hecho avanzar y los míos, en Rusia, han retrocedido».

La guerra

«Todas las guerras me parecen un horror y sufrimos muchísimo», incide Lidia con tristeza. «Después de un año, la guerra, para los españoles, son sólo noticias. Para nosotros son muchas emociones». Lo viven como una guerra civil y se ha convertido en un tema tabú. «Intentamos no hablar del tema» porque es muy doloroso e intentan aprender a vivir con una guerra de «hermanos» por medio.

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