En los prolegómenos del final de la cumbre por el clima (COP 26) que se viene celebrando a lo largo de la semana en Glasgow (Escocia) y en el marco del proyecto de acción climática “Climate Action Project” (https://climate-action.info/ ), coordinado por los educadores Koen Timmers (dos veces finalista en el Global Teacher Prize) y Jennifer Williams (con publicaciones relevantes en el ámbito de la educación), junto a la Fundación TAG (Take Action Global), los alumnos de los cursos de francés B2 y del B1 organizados por el SEPE junto a la Academia Ecos, han aportado su granito de arena a través de una carta de compromiso y amor por el planeta y sus ecosistemas, así como a través de una telecolaboración junto a estudiantes de la República de Guinea a la hora de buscar compromisos por la defensa del planeta respetando su conservación y tradiciones (con guiños incluso al día de la Mochila a través de la aplicación padlet (https://padlet.com/jlmunozarbona/mleb35xxw87x98gh )).
Aparte de estar incluidas entre las diferentes ideas que se han propuesto a lo largo de dicho proyecto global educativo, en donde durante cinco semanas más de 2 millones 700 mil estudiantes, provenientes 146 países diferentes de todo el mundo, han llevado a cabo acciones en defensa del planeta y en contra del cambio climático, proyecto culminado con la celebración el pasado jueves del Climate Action Day, en el que han participado personalidades tan relevantes como el Príncipe Guillermo de Cambridge, la de Ceuta es una propuesta que va más allá de una acción concreta en dicho ámbito.
De hecho, y no solo en un enfoque puramente centrado en la preservación del planeta, esta acción pretende fomentar habilidades relativas a la propia materia curricular del curso impartido, a través del correspondiente taller de escritura creativa en francés o las propias que requieren un enfoque comunicativo, sino que además, la participación en dicho proyecto, organizada por el profesor certificado de National Geographic, embajador del Pacto Europeo por el Clima de la Unión Europea, y embajador español del proyecto “Climate Action Project”, Juan Luis Muñoz Arbona, no solo ha hecho hincapié en las referidas, sino también en las llamadas habilidades educativas del siglo XXI, como pueden ser el aprendizaje basado en proyectos (ABP), la creatividad, la comunicación cualificada a través de las nuevas tecnologías, así como en conexión con las diferentes políticas que se vienen pregonando a nivel de la Unión Europea en torno al aprendizaje a lo largo de toda la vida (lifelong learning), pues los alumnos participan en el marco de un aprendizaje para adultos.
Y para ello, no se les ha ocurrido mejor idea que enviar dicha carta de amor y compromiso con el planeta que al Club de Julieta (http://www.julietclub.com/it/ ) organización italiana sin ánimo de lucro y con sede en Verona (Italia), creada en 1972, que se encarga de recibir y responder miles de cartas de amor a todas esas personas que, encontrándose o no enamoradas, muestren el respeto por el amor como forma de vida en todas sus expresiones, incluida, en este caso, la de afecto hacia el planeta.
Cabe recordar que la ciudad de Verona es especialmente significativa en este ámbito pues constituye el escenario de Romeo y Julieta, una de las obras más representativas y conocidas del dramaturgo inglés William Shakespeare, con reflejo incluso en el mundo del cine.
Vivimos en una sociedad cambiante en la que ya no es común tener un trabajo para toda la vida, al menos para un amplio sector de la población.
No solamente las personas desempleadas deben adquirir nuevos conocimientos para reinsertarse en el mercado laboral, sino también aquellos que tienen un trabajo “estable” deben seguir aprendiendo y actualizando su conocimiento para poder seguir activos de acuerdo con los avances en tecnología e innovación.
A buen seguro que este espíritu ha reinado entre Said, Hafida, Abdelillah, Hayar, Achraf, Amira, Sumaya, Hamida, Houda, Chaina y Boutaina, sino también en Alejandro, Zainab, Yasmina, Nadraa, Anisa, Meriem, Fati, Dalila, Hayar y Karima.
El planeta tierra, a buen seguro, se lo agradecerá.
