“Se prevé una asistencia de 40.000 personas”. La optimista previsión figura en la solicitud que los convocantes de la marcha que reclamará el 15 de marzo en las calles una frontera “fluida y segura” con Marruecos registraron el jueves en la Delegación del Gobierno.
Pese a su carácter de mera formalidad administrativa, la cuantificación que imagina a 40.000 ceutíes clamando unidos por una misma reivindicación resulta escasamente verosímil. Con todo, la desmesura de la cifra alienta una reflexión que los organizadores de la movilización –la Confederación de Empresarios (CECE), la Cámara de Comercio y los sindicatos CCOO y UGT- no han pasado por alto: ¿cuál es su capacidad de convocatoria para avalar sus peticiones a las autoridades con la presencia de una muchedumbre en las calles?
Los antecedentes no resultan esperanzadores. La mayor concentración en defensa de unos tránsitos fronterizos que no constituyan un lastre para la economía local se celebró el 29 de mayo del año pasado. En aquella ocasión, unas 600 personas, la mayoría trabajadores de empresas asentadas en el polígono de El Tarajal, se dieron cita ante las puertas del Ayuntamiento. Los concentrados aprovecharon la visita del ministro de Justicia, Rafael Catalá, a la ciudad para expresas sus quejas. En aquel caso, a diferencia de lo que ocurriría meses después, ni los sindicatos ni las organizaciones empresariales figuraban entre los promotores de la protesta.
El 13 de diciembre pasado, la Plaza de los Reyes acogía una nueva concentración para reclamar una frontera con mejores infraestructuras y más racionalmente organizada. En esta ocasión sólo 250 personas respondían a la convocatoria de la Confederación de Empresarios, apoyada por los sindicatos y distintas formaciones políticas.
Con estos antecedentes, la posibilidad de que la marcha del próximo día 15 de marzo no esté a la altura de la relevancia de la reivindicación no puede descartarse.
