La nueva cara del CETI

La presión migratoria actual no tiene nada que ver con la de hace unos años en Ceuta. La apertura de la frontera podría cambiarlo todo. 
Tres migrantes contemplan la valla desde territorio español (C.A./ARCHIVO)
photo_camera Tres migrantes contemplan la valla desde territorio español (C.A./ARCHIVO)

El cierre de la frontera y la llegada de la pandemia han cambiado las cifras migratorias. En estos años, la ciudad ha experimentado una gran caída en la entrada de migrantes, prueba de ello es la ocupación que registra el CETI, la más baja desde hace muchos años.

En estos momentos el centro del Jaral acoge a 331 migrantes, de los cuales el 90% son subsaharianos y el resto de Marruecos y Yemen. Las instalaciones pueden llegar a albergar a algo más de 500 personas. Sin embargo, esa capacidad no se alcanza desde 2019.

Atrás quedaron esos tiempos en los que el CETI estaba saturado con más de mil migrantes. Momentos en los que el Ejército tenía que montar campamentos anexos a las instalaciones para poder acoger a tantas personas.

Una parte de los recién llegados, concentrados ante las puertas del CETI (C.A.)
Migrantes tras conseguir saltar la valla en verano de 2018

Esta situación se dio por última vez en verano de 2018 cuando en menos de un mes se produjeron dos saltos masivos y violentos a la valla. El primero en julio en el que consiguieron entrar 600 migrantes y el segundo en agosto con el que accedieron 200.

Desde entonces la ocupación del CETI ha ido a menos máxime desde que concluyeron las obras de modernización y refuerzo de la seguridad en la valla fronteriza, claves para minimizar la entrada de migrantes a Ceuta.

Unos trabajos que finalizaron a finales de 2020 y que consistieron en  sustituir las concertinas y las sirgas tridimensionales en todo el perímetro por otros elementos más seguros y menos lesivos. Así como elevar la valla hasta los diez metros en aquellos puntos más conflictivos, como en la zona de Finca Berrocal,  para dificultar el paso de personas.

24-08-19 Fotografía de uno de los tramos de la valla de Melilla que aún mantiene concertina este pasado sábado.  © Antonio Ruiz
El antes y el después de la valla de Ceuta

Desde el año 2006 solo se habían hecho reformas concretas para reparar daños producidos por la climatología o por las entradas, a veces masivas, de personas. Esta actuación se convertía en la primera de entidad estructural y modernización tecnológica que se llevaba a cabo en los últimos 13 años.

Durante estos últimos años la presión migratoria se ha vivido sobre todo en el puerto con cientos de migrantes que se han instalado en esta zona con el único objetivo de encontrar la oportunidad de llegar a la península, bien a nado, en embarcaciones o de polizones en diferentes buques. El CETI se ha mantenido con una ocupación dentro de lo normal.

La crisis migratoria de mayo no ha alterado la ocupación del CETI, sólo algunos migrantes se han trasladado a estas instalaciones de manera temporal. El grueso fueron acogidos en lugares habilitados por la Ciudad: los menores en Piniers y La Esperanza y los adultos en pabellones al principio y en las naves del Tarajal al final.

Concentración de migrantes en las naves de El Tarajal durante los días más duros de la crisis migratoria (C.A./ARCHIVO)
Centenares de los migrantes que accedieron a Ceuta a nado 

A día de hoy, el Ejecutivo ha asegurado que la práctica totalidad de los adultos han abandonado Ceuta, así como el 80% de los menores.

La apertura de la frontera podría cambiar la situación migratoria de la ciudad y hacer que vuelva a aumentar el número de entradas ilegales. Para esto habrá que esperar.