Nabila Benzina Pavón, nacida en 1982, es una de las incorporaciones más recientes a la Asamblea de Ceuta, tras las elecciones celebradas en mayo pasado. Graduada en Educación Social por la Facultad de Educación, Economía y Tecnología de la UGR, también ostenta el título de Técnico Superior en Administración por el IES Puertas del Campo.
Su formación es extensa y diversa, abarcando áreas como la prevención de la violencia de género y sexual, la trata de seres humanos y la inmigración. Además, ha completado el Curso Universitario Superior de Eficiencia Energética en Edificios de la Universidad Camilo José Cela.
En el ámbito profesional, Benzina ha colaborado con varias entidades sociales, incluyendo Engloba, Fundación Cruz Blanca, Luna Blanca y ACMUMA. También ha prestado su tiempo como voluntaria en el Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes. Habla inglés y árabe con fluidez y actualmente se desempeña como una de las consejeras del Gobierno de Vivas, con un amplio rango de competencias que incluyen Sanidad, salud pública e higiene, inclusión social, prestaciones básicas, convenios con entidades y registros de Uniones de Hecho.
Desde su nombramiento como diputada de la Asamblea, Benzina señala que su vida ha experimentado un cambio significativo tanto a nivel personal como profesional. La responsabilidad de representar y servir a los ciudadanos de Ceuta ha profundizado su compromiso con la comunidad y ha ampliado su perspectiva sobre los desafíos y oportunidades que enfrentamos como sociedad.
Benzina, una mujer dinámica y empática, describe su experiencia como diputada de la Asamblea como una “montaña rusa emocional”. Desde el día que juró su cargo, cada momento ha sido un recordatorio constante de la responsabilidad que tiene con su comunidad. Este viaje de autodescubrimiento ha estado lleno de luchas internas y momentos de pura alegría, ya que es consciente de que cada decisión que toma y cada voto que emite tiene un impacto directo en la vida de las personas a las que representa.
En cada decisión que toma, se siente honrada de poder ser la voz de su comunidad, de luchar por sus derechos y de trabajar incansablemente para construir un futuro mejor para todos. “Ser diputada no solo ha cambiado mi vida, sino que ha dado un nuevo propósito a mi existencia. Ahora, cada día me levanto con la determinación de hacer de este mundo un lugar más justo y equitativo para todos, y eso, para mí, es la mayor bendición que podría haber recibido”, confiesa la diputada popular.
El día a día de esta diputada es bastante dinámico y requiere una gestión eficiente del tiempo para poder cumplir con todas las tareas. Entre sus actividades están las de asistir a sesiones plenarias y comisiones, preparar y revisar propuestas legislativas, atender a los ciudadanos y sus preocupaciones, participar en reuniones con diferentes grupos de interés y colaborar estrechamente con otros diputados y el equipo de gobierno. Por ello, debe seguir un estricto plan de control de agenda.
Es difícil diferenciar entre su labor de diputada y la de consejera. “Aunque hay una línea que separa el papel de un diputado del de un consejero, en la práctica, estas funciones a menudo se entrelazan, especialmente cuando se trata de impulsar iniciativas que requieren un enfoque integrado para abordar los desafíos que enfrenta nuestra comunidad”. Para Nabila, la clave está en mantener un equilibrio, priorizando las tareas y asegurando que la toma de decisiones esté siempre guiada por el interés colectivo y el bienestar de los ciudadanos.
“Mi entorno familiar ha sido afectado en el sentido de que ahora hay menos tiempo disponible para compartir con mis seres queridos. Sin embargo, mi familia ha sido una fuente de apoyo incondicional, entendiendo la importancia de mi labor y motivándome a perseguir mis objetivos para el bienestar de nuestra ciudad”, concluye la popular.
