La recta final: 168 horas. La no campaña

La centralización de la campaña y la estrategia de la evitación

El análisis de la primera semana de campaña electoral de Daniel López

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En primer lugar, aclarar que este artículo es un análisis político de los Partidos, no de los candidatos y candidatas con opción de victoria en nuestra ciudad, a pesar de que me separen diferencias ideológicas insalvables con algunos de ellos. Desde el máximo respeto por el ser humano, creo que quien acepta una responsabilidad tan profunda, con el peso de las posibles variaciones ante los resultados finales y el vértigo al que se asoman, es admirable, a priori.

Dicho esto, mi deber como analista político es profundizar en el resumen de la primera semana de la campaña en nuestra ciudad, tanto el Partido Popular de Ceuta como el PSOE de la ciudad, como maquinarias electorales, parecen haber optado por lo que se conoce en Ciencia Política como la "estrategia de la evitación" y la "centralización de la campaña".

Estas estrategias, aunque pueden parecer atractivas en un primer momento, pueden resultar contraproducentes en un contexto como el de Ceuta. La "estrategia de la evitación" se refiere a la táctica de evitar la confrontación directa con el adversario, en este caso, evitando la participación activa en la campaña electoral. Esta estrategia puede ser efectiva en ciertos contextos, pero en una ciudad como Ceuta, con su particular configuración política y social, puede resultar en una desconexión entre los partidos y la ciudadanía.

Por otro lado, la "centralización de la campaña" se refiere a la tendencia de los partidos a dirigir sus esfuerzos de campaña desde un centro de decisión, en este caso, desde las sedes nacionales de los partidos. Esta estrategia puede ser efectiva para mantener un mensaje coherente y unificado, pero puede resultar en una falta de adaptación a las particularidades y necesidades específicas de la ciudad de Ceuta.

Ceuta, a pesar de su pequeña población, comparable a la de una ciudad como Motril, se le ha otorgado la responsabilidad de elegir un escaño y dos senadores. Esta responsabilidad, aunque puede parecer pequeña en comparación con otras regiones de España, tiene un peso significativo en el equilibrio de poder en el Congreso y el Senado. Por lo tanto, la estrategia de los partidos debe tener en cuenta la importancia de esta responsabilidad y la necesidad de conectar con los ciudadanos de Ceuta.

El famoso político y pensador británico Edmund Burke ya dijo que el único requisito para que triunfe el mal es que los hombres buenos no hagan nada". Esta cita, aunque puede parecer trillada, refleja la importancia de la participación activa en la política, especialmente en contextos como el de Ceuta. Basta sóo recordar que la Reforma Laboral que afectó a más de 20 millones de personas en este país fue aprobada por un solo voto.

En el caso de VOX, que sí ha ajustado el argumentario a su realidad ceutí, no ha sabido desembarazarse de las ideas-fuerza del trumpismo primigenio y en ocasiones da la sensación de que es un argumentario adaptado a un discurso emocional elaborado desde Madrid lo que lo deja anacrónico ante el marco discursivo actual, al menos a la espera del debate donde el protagonismo de Abascal puede darles un balón de oxígeno en la recta final o inmolar las posibilidades del partido de revalidar el escaño en las Cortes.

Puntualizar aquí que, en lo que considero que es un flaco favor a Ceuta, VOX se ha bunkerizado en lo que se conoce como "un juego de suma cero". Desde la perspectiva de la ciencia política, este fenómeno puede entenderse a través de la teoría del "juego de suma cero". Esta teoría defiende que lo que una parte gana, la otra lo pierde. En este caso, la insistencia de VOX y otros partidos en que Marruecos reconozca la soberanía española sobre Ceuta puede verse como un intento de ganar puntos políticos a nivel nacional, pero a costa de la estabilidad y seguridad de Ceuta.

Esta estrategia puede ser contraproducente por varias razones. En primer lugar, al insistir en que Marruecos reconozca la soberanía española, estos partidos están, de hecho, otorgando a Marruecos un poder que no tiene.

La soberanía de Ceuta no depende del reconocimiento de Marruecos, sino de la ley internacional y de la propia Constitución Española. En segundo lugar, esta estrategia puede ser vista como una provocación por parte de Marruecos, lo que podría llevar a una escalada de tensiones y posiblemente a un deterioro de las relaciones entre los dos países. Esto podría tener consecuencias negativas para Ceuta, que depende en gran medida de las relaciones comerciales y de buena vecindad con Marruecos. En tercer lugar, al centrarse en la cuestión de la soberanía en lugar de abordar los problemas reales que enfrenta Ceuta, como el desempleo, la pobreza y la falta de oportunidades, estos partidos pueden estar desviando la atención de las cuestiones que realmente importan a los ciudadanos de Ceuta.

En resumen, aunque la estrategia de exigir el reconocimiento de la soberanía puede parecer atractiva desde el punto de vista político, puede ser contraproducente desde el punto de vista de los intereses de Ceuta y de España en su conjunto. En lugar de jugar a juegos de suma cero, sería más beneficioso para todas las partes involucradas centrarse en la cooperación y el diálogo para abordar los desafíos compartidos.

La representación autonómica de los partidos nacionales en la ciudad, más por falta de pericia y miedo que por voluntad, en su estrategia de evitación no ha conseguido entender que la madurez democrática de la ciudadanía ya no es la misma y que cada vez más se entiende que no sólo estamos decidiendo el Presidente del Gobierno, sino aquel o aquella que tendrá que defender las ideas y proyectos, que su desde su línea ideológica, en el órgano legislativo de España, donde un voto puede ser fundamental para decidir el futuro de muchos,

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