El salto de la valla fronteriza protagonizado esta mañana por algo más de un centenar de jóvenes subsaharianos ha activado de nuevo la máquina de los reproches políticos en torno a la inmigración. La mecha la encendía el presidente del PP, Pablo Casado, poco después de que trascendiera el incidente.
Casado reclamaba al Gobierno central más medidas para reforzar las fronteras exteriores y volvía aludir a la “violenta agresión” sufrida por los agentes de la Guardia Civil. El líder popular se hacía eco así de la información proporcionada por la Delegación del Gobierno, según la cual los agentes habrían sido atacados con cal viva, ácido de baterías y excrementos.
Según fuentes de la Delegación del Gobierno, siete agentes resultaban heridos durante la entrada de los migrantes a la ciudad. Cruz Roja ha informado de la prestación de asistencia a ocho agentes, que fueron tratados con un lavado ocular a consecuencia de irritaciones en los ojos. Cinco migrantes fueron trasladados al Hospital Universitario para ser atendidos de sus heridas.
Los reproches de Casado eran respondidos por la secretaria de Estado de Seguridad, Ana Botella, quien ha reprochado al PP el diseño de una "estrategia de provocación y utilización partidista” en su manera de abordar el fenómeno migratorio.
El PP también ha solicitado la comparecencia en el Congreso del ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, para que informe sobre el salto registrado este miércoles.
