Miles de migrantes que llegan a Marruecos deciden regresar a sus países

En los últimos dos años, 4.747 migrantes que llegaron a Marruecos con el sueño de cruzar a Europa decidieron volver a sus países de origen. Las peticiones han aumentado con la tragedia de Melilla. 

Los migrantes, que serían devueltos un día más tarde, se concentran ante el CETI tras franquear la valla (C.A./ARCHIVO)
photo_camera Migrantes llegados a Ceuta (ARCHIVO)

En los últimos dos años, 4.747 migrantes que llegaron a Marruecos con el sueño de cruzar a Europa decidieron volver a sus países de origen, entre ellos 56 sudaneses, cuyas peticiones de retorno aumentaron después de la tragedia de Melilla del 24 de junio en la que fallecieron al menos 23 compatriotas.

Estos son algunos de los datos de las estadísticas de 2021 y los primeros diez meses de 2022 facilitadas a EFE por la Organización Internacional de Migraciones (OIM), que gestiona los retornos voluntarios en coordinación con Marruecos y los países de origen.

Se trata de personas que superan el estigma del fracaso que supone, para muchos emigrantes y sus comunidades, la decisión de abandonar la travesía migratoria ante las dificultades de seguir en Marruecos y el imposible cruce a Europa.

La OIM ayudó, entre 2021 y hasta mediados de diciembre del 2022, a 56 sudaneses a regresar voluntariamente a Sudán, 48 de los cuales lo hicieron a lo largo de este año. Sin embargo, la mayoría de los emigrantes que solicitan volver a su país son marfileños, guineanos, senegaleses, malienses y cameruneses.

"Detectamos un aumento de las cifras de sudaneses que pedían el retorno voluntario a partir de 2021, con dos pequeños picos, uno entre septiembre y octubre de 2021, y otro entre junio y septiembre de 2022", explica a EFE el responsable del programa de retorno voluntario en la OIM, Jorge Domínguez de la Escosura.

150 sudaneses, en espera de regresar

El pasado 24 de junio, entre 1.500 y 2.000 migrantes, la mayoría de ellos de nacionalidad sudanesa, trataron de saltar la valla de la ciudad autónoma española de Melilla desde territorio marroquí, lo que se saldó con la muerte de al menos 23 de ellos.

Domínguez explica que entre los principales motivos por los que estas personas se incorporan al programa de retorno voluntario están la falta de oportunidades en Marruecos, sobre todo a nivel socioeconómico, y las dificultades para integrarse en el país magrebí.

A ello se añaden otras razones como las dificultades que sufren para obtener un permiso de residencia y la falta de acceso a comida y alojamiento.

"Quieren volver a su país porque su recorrido migratorio en Marruecos, la decisión de ir hacia Europa, se ve bloqueada y dificultada, y deciden empezar una nueva vida en su país de origen", añade.

Un proceso de cuatro semanas

Para iniciar un proceso de retorno voluntario, que puede durar hasta cuatro semanas, los interesados se presentan en las oficinas de la OIM en Rabat, Casablanca o Uchda, y ante ONGs asociadas con este organismo internacional dependiente de la ONU.

Los funcionarios de la OIM ayudan a los inscritos que no tienen pasaportes a obtener un salvoconducto en sus embajadas que les permita viajar.

El día del retorno, los equipos de la OIM les acompañan al aeropuerto de Casablanca para identificar sus necesidades. A los sudaneses que retornaron a lo largo de estos dos años se les ha dado más de 200 tipos de ayuda humanitaria, en forma de alojamiento, asistencia médica y bonos para comprar comida.

Antes de planear un retorno voluntario, la OIM analiza la situación en el país de destino y si el emigrante puede llegar a su país de forma segura y digna.

Acompañamiento en el país de origen

Una vez que los solicitantes llegan a su país, las oficinas de la OIM y sus diferentes socios ponen en marcha la segunda parte del programa que consiste en prestar asistencia, individual y colectiva, al emigrante para la reintegración en su sociedad.

"La idea es que reciban ayuda para poner en marcha proyectos económicos sin desatender sus necesidades sociales o de salud", explica el representan de la OIM.

En ocasiones el retorno voluntario se percibe como un fracaso, por lo que la OIM, explica Domínguez, realiza una trabajo de sensibilización con las comunidades locales para que cambien ese discurso estigmatizador. 

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