CON CARGO A LAS ARCAS PÚBLICAS

Las oficinas de asilo de Ceuta y Melilla cuestan 60.000 euros anuales

El Ministerio del Interior estima que el coste de mantenimiento de las oficinas de asilo instaladas en las fronteras de ambas ciudades autónomas ascenderá a 60.000 euros anuales. A esta cantidad habría que sumar los abogados en turno de oficio y los 15 funcionarios que se relevarán en cinco turnos de tres agentes.

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photo_camera Dependencias de la oficina de protección internacional instalada en la frontera del Tarajal/ ANTONIO SEMPERE

El Ministerio del Interior estima que el coste de mantenimiento de las oficinas de asilo instaladas en las fronteras de ambas ciudades autónomas ascenderá a 60.000 euros anuales. A esta cantidad habría que sumar los abogados en turno de oficio y los 15 funcionarios que se relevarán en cinco turnos de tres agentes. El ministerio ha formado a estos agentes en un proceso en el que han participado la Oficina de Asilo y Refugio, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y la Agencia Europea de Apoyo al Asilo (EASO), según explicó el propio ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, el pasado 16 de marzo cuando inauguró la oficina de asilo en el paso fronterizo del Tarajal.

La oficina de la ciudad ya ha entrado en funcionamiento pero antes del corte de cinta se recibieron en las oficinas de Extranjería, situadas en la Avenida de Otero, 110 solicitudes entre enero y febrero mientras que el año pasado de los 1.493 sirios que entraron en Ceuta, el 23 por ciento solicitaron asilo una vez que lograron entrar irregularmente en el país, según datos facilitados a la Cadena Ser por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. Ninguna de estas solicitudes se planteó en el paso fronterizo, al contrario de lo ocurrido en Melilla donde, en lo que va de 2015 más de 700 sirios habrían presentado una solicitud de asilo en la frontera.

En ambos casos se trata fundamentalmente de ciudadanos sirios, que no encuentran trabas para franquear los controles marroquíes que marcan la salida de su país antes de llegar al puesto fronterizo español. Los nacidos en países al sur del Sáhara, mayoría entre quienes intentan entrar en Ceuta y Melilla saltando las vallas, están en situación irregular en Marruecos y sin libertad de circulación, así que no se les permite superar este primer control.