Nuria Miaja, secretaria de Política Autonómica del PSOE, ha denunciado que es absolutamente lamentable y bochornoso el espectáculo que está ofreciendo el Ejecutivo local en torno a la Consejería de Medio Ambiente que dirige Gregorio García Castañeda.
Todo ello después de conocer la incomparecencia a una citación de la Inspección de Trabajo a instancias del Comité de Trabajadores de Trace.
Añade la socialista que lejos de querer arrojar luz a esta cuestión, el Gobierno ensombrece más el halo de sospechas que cobija a la Consejería de Medio Ambiente.
A estas alturas, no hay jabón para adecentar la imagen del Ejecutivo local, subraya Nuria Miaja, quien además recuerda que recientemente denunciaron que el personal de Obimace desarrollaba labores encomendadas a otras empresas, como el caso de baldeo de calles y que ello perjudicaba a la plantilla de la adjudicataria.
La responsable socialista ha aprovechado para felicitar a los trabajadores de Trace por su valentía y firmeza en la defensa de su puesto de trabajo, y de forma paralela que la Ciudad les haya dado la espalda.
Miaja explica que el Ejecutivo del PP o duda de la capacidad intelectual de los ceutíes o considera que viven en una minoría de edad permanente, al tiempo que anima al presidente de la Ciudad a confeccionar un catálogo de malas prácticas en el Gobierno, después de haber protagonizado la gestión más pésima de la historia de Ceuta.
La titular de Política Autonómica denuncia la soberbia que caracteriza al Ejecutivo local que les ha elevado tanto del suelo que no solo no asumen responsabilidades, sino que creen estar por encima de normas y obligaciones.
En otro orden de cosas, Nuria Miaja señala en relación a los continuos improperios que el portavoz del Gobierno, Emilio Carreira, dedica al candidato socialista a la Presidencia, José Antonio Carracao. Acepta que en una sociedad democrática como la nuestra podamos no compartir las opiniones, pero lo que no deberíamos aceptar es la falta de elegancia para quien practica un ejercicio tan noble como la política y mucho menos consentir que un dirigente político se permita realizar valoraciones que excedan del derecho a la crítica.
Habla, finalmente, de vulgaridad y rabia, y por ello luce el déficit de argumentos para rebatir al adversario, y ello confirma que este señor tiene poca mecha para la dinamita de Carracao.
