La guerra de desinformación en Ceuta: un ataque a la convivencia

La necesidad de una identidad colectiva y el sentimiento de pertenencia no pueden hacerse a costa de la libertad de los demás. La emoción debe estar siempre compensada con la razón, pues es la tiranía de la razón la que nos lleva a la guerra

Ceuta desde el Mirador de Isabel II, en García Aldave

Ceuta se ha convertido en el escenario de una guerra de desinformación que busca manipular el conflicto de Israel y Palestina. Algunos medios y grupos políticos han difundido bulos y vídeos falsos para presentar una imagen distorsionada de la realidad del conflicto y generar odio y miedo entre la población. 

Un ejemplo de esta práctica es el uso de vídeos antiguos como si fueran recientes para afirmar que se estaba produciendo una situación de violencia por parte de los manifestantes el pasado martes. Sin embargo, algunos medios de ámbito nacional y personas vinculadas a cargos de responsabilidad las han utilizado para vincularlas con la actual crisis migratoria y el conflicto de Oriente Medio, creando una falsa sensación de inseguridad y ataque a la comunidad judía. 

El uso populista del conflicto por parte de algunos dirigentes políticos, que han aprovechado la situación para lanzar mensajes xenófobos, islamófobos y antisemitas, buscando ganar votos entre los sectores más radicales de la sociedad, fomenta comportamientos extremistas que alteran la paz de una parte de la sociedad caballa, especialmente en lo que se refiere a las Comunidades Judías de nuestra ciudad. Estos discursos fomentan el enfrentamiento entre comunidades, el rechazo a los migrantes y refugiados, y la negación del derecho a la existencia y a la paz entre los ceutíes. 

Además, estas acciones tienen un impacto negativo en la imagen de Ceuta en el resto de España, ya que proyectan una imagen falsa de una ciudad dividida, conflictiva y violenta. Los ceutíes, que tanto hemos luchado en la última década por alejarnos de la imagen relacionada con la delincuencia y el radicalismo islámico con el que nos vimos relacionados con famosas series nacionales y las consecuencias de la Guerra de Siria. 

Es necesario denunciar y combatir estas prácticas de desinformación, que atentan contra los valores democráticos, los derechos humanos y la cohesión social. Para ello, es imprescindible contrastar las fuentes, verificar las informaciones y no difundir bulos ni mensajes de odio. Asimismo, es fundamental apoyar a las víctimas de estas campañas, mostrar solidaridad con las personas que sufren la violencia y el sufrimiento en cualquier parte del mundo, y defender el diálogo, el respeto y la convivencia como únicas vías para resolver los conflictos. 

La ciudadanía debe estar preparada para una guerra de desinformación. Los tiempos actuales me recuerdan tristemente al «incidente de Danzig», cuando tras el pacto Ribbentrop-Molotov Hitler daba un ultimátum a Polonia para que entregara Danzig. Puede leerse entonces en prensa local y nacional noticias que negaban la inminencia de la guerra y que aclamaban al líder nacional por buscar la paz. Entonces el problema era que los canales de información pública estaban controlados por un solo poder. En nuestros tiempos la información se ha democratizado a un punto que inundar las redes con desinformación al punto de ser imposible discernir la realidad de la ficción es una herramienta de guerra más contra la que carecemos de instrumento legales suficientes para que no salga gratis compartir bulos y medias verdades que lejos de acercarnos a la verdad nos devuelven a nuestros más básicos instintos. 

Entrando en la página solicitada Saltar publicidad