“Si contáramos la verdad sobre Ceuta a quienes están en Marruecos, no creo que ninguno quisiera venir”. Bassún es un joven camerunés que consiguió franquear la valla de Ceuta el 17 de febrero del año pasado. Ese día saltaron el cercado 498 migrantes.
A las puertas del Centro de Estancia de Inmigrantes, rememora para Ceuta Actualidad sus cuatro años de peregrinaje africano, un tiempo de privaciones, padecimientos y miedo que concluyó al pie del vallado ceutí.
La travesía hasta Ceuta de los migrantes está jalonada de dudas y abusos. “Avanzamos según las oportunidades y el tiempo”, explica Bassún.
El camerunés recuerda aquel día de febrero como una jornada de “ruidos, movimientos y fuerza”. “No es violencia, no queremos hacer daño a nadie, nuestro único deseo es entrar en Europa”, insiste.
Bassún denuncia que existe una connivencia evidente entre las mafias y las fuerzas de seguridad marroquíes. El migrante acusa directamente a las Fuerzas Auxiliares de estar implicadas en los fletes de pateras desde las costas del país vecino, organizados desde Nador y Tánger. Según su relato, un clandestino, actuaría como intermediario. “La potencia del motor de la embarcación determina el número de ocupantes: si es de 25 caballos, el número máximo de viajeros es de 27”, explica Bassún en un relato plagado de detalles y quejas.