Mientras Sabrina Moh, delegada del Gobierno en Melilla, anuncia que el paso de Beni-Enzar implementará el sistema Europeo Entry/Exit System, decenas de personas migrantes han vuelto al Gurugú después de cuatro meses sin prácticamente presencia en la zona. También han vuelto las redadas: la noche del sábado al domingo, la policía marroquí detuvo a 17 personas mientras que el domingo, 25 migrantes, en su mayoría de Sudán y Chad, fueron arrestados. Estos migrantes, "algunos de los cuales utilizaron la violencia durante su detención", según fuentes judiciales marroquíes, y deberán comparecer ante el fiscal general de Nador.
La zona del monte Gurugú es el refugio habitual de los migrantes a la espera de intentar llegar a Melilla. Tras el salto del 24 de junio, en el que al menos murieron 23 personas, la mayoría de los que se encontraban en ese bosque o de los que intentaron saltar la valla fueron detenidos o trasladados hacia regiones remotas, en el interior del país, al objetivo de dispersarlos. Desde hace unas semanas, varias informaciones apuntaban que de nuevo se concentraban en el monte.
Varios grupos de sudaneses y chadianos, que llevaban semanas en Casablanca, han vuelto a la región de Nador para intentar cruzarla, aseguran las oenegés que trabajan en la ciudad. Algunos de ellos llegaron a Casablanca después del intento de salto del 24 de junio. Otras informaciones aseguran que muchos migrantes también se han dirigido, en las últimas semanas, hacia el Sáhara Occidental, para intentar cruzar en patera las islas Canarias.
Desde inicios de verano, las autoridades de Marruecos han intensificado la vigilancia en las regiones fronterizas, especialmente en el norte. En ciudades como Tánger o Rabat se han producido redadas y detenciones en los barrios donde viven los migrantes.
