Vivas, Gutiérrez y el camino a seguir

Los deseos del PSOE de integrarse en el Gobierno municipal se han estampado de bruces contra la firmeza del PP. Los populares advierten de que el camino a seguir es el de cerrar acuerdos a lo largo de la legislatura con las fuerzas de la oposición

vivas gutiérrez cuadrada
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La acrobática fórmula de un gobierno municipal integrado por diputados del PP y del PSOE no será posible en Ceuta. Mientras los populares necesitaron cuadrar cuentas para conformar una mayoría que permitiera a Juan Vivas continuar al frente de la Presidencia de la Ciudad, el contorsionismo político que representaba aliar a los conservadores con los socialistas llegó a antojarse viable. Sin embargo, pronto el PSOE federal abortó de raíz cualquier aspiración de convertir al líder de los socialistas locales, Juan Gutiérrez, en consejero del Gobierno Vivas.

Apenas unos meses más tarde, y sin saber muy bien por qué, Gutiérrez volvió a insistir, quizás incluso con cierta desmesura, en reclamar la integración de los socialistas en el Gobierno municipal. Pero ya era tarde. Vivas parecía haber encontrado la fórmula que, salvo imponderables, le permitiría llegar como presidente al final de la legislatura.

«Es el camino a seguir», sentenciaba Vivas este viernes para instruir a los de Fátima Hamed y a los de Gutiérrez. Las facilidades dadas por PSOE y MDyC para aprobar el Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU) y los Presupuestos 2024 constituían, a juicio del político popular, el modelo.

El repentino arrebato de los socialistas por asumir responsabilidades de Gobierno quizás no esté a la altura de sus capacidades políticas. Se antoja sorprendente que el grupo que puede conceder al PP la mayoría necesaria para gobernar carezca de la fuerza y ascendencia política que tal condición haría presumir. Pero la seguridad con la que se conduce Vivas a la hora de calibrar la solidez de su Gobierno parece indicar que así es.

El hecho es que los populares no parecen dudar de que, en lo esencial, sus políticas saldrán adelante sin necesidad de aceptar los máximos que pueda plantearles el PSOE para ceder sus votos. Un escenario extraño. Aquel que necesita los apoyos se mantiene distante e inaccesible. El que puede garantizarlos, y, por tanto, dispone sobre el papel de una valiosa arma de presión política, adopta, sin embargo, una actitud cuasi mendicante.

Todo este cúmulo de incongruencias ha debido de ser celebrado por Fátima Hamed, la líder incombustible de MDyC, cuyo avecindamiento junto al PP ha pasado casi desapercibido, oculto por las alharacas y aspavientos con los que el PSOE se viene conduciendo en los últimos tiempos. A Hamed también debe parecerle que este es el camino.

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